MÉXICO, D.F.- Se ha generado en México la percepción de un exceso de libertad "con manifestaciones descaradas de anarquía" donde no hay límite, lo cual ha generado en la población una depresión social que podría llevar a la autodestrucción, alertó el arzobispo de Morelia y responsable de la Pastoral Educativa de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Alberto Suárez Inda. El prelado se refirió a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, sobre lo cual consideró: "Es especialmente doloroso el que 43 muchachos no hayan podido ver realizado su ideal y su propósito de convertirse en maestros". Durante la jornada inaugural del Encuentro Nacional "Educar para una nueva sociedad, Pasión que se renueva", destacó que "en el futuro de toda sociedad, uno de los puntos fundamentales es la formación de los formadores, es decir, de los maestros como de los futuros padres de familia", por lo que insistió en la solidaridad de los obispos del país a los familiares de los normalistas. Sobre las protestas que se han dado en rechazo a la desaparición de los normalistas y los hechos de violencia colaterales, sostuvo que la libertad no consiste en hacer lo que se nos viene en gana, sino en el autodominio, entendiendo que debemos tomar acciones respondiendo a los demás, viviéndola en la red de relaciones en la que vivimos, comenzando con la familia. En el encuentro en el que participaron rectores de universidades, responsables de educación pública y privada, padres de familia y organizaciones de la sociedad civil, Suárez Inda dijo que "necesitamos una palestra, un campo de entrenamiento, un gimnasio para educarnos en la libertad y en el amor. Y la primera palestra, es la familia, acompañada de la escuela, la sociedad y la comunidad cristiana". Señaló que México al igual que el resto del mundo vive una crisis cultural. En tanto, el cardenal Norberto Rivera Carrera señaló que "es más importante, en el México que estamos viviendo, llegar a los más pobres y desprotegidos con la educación. Es un derecho humano consagrado por la Constitución y reconocido internacionalmente, pero aquí no es realidad, ni por los activistas ni por los titulares de los derechos humanos". "Andan muy preocupados por los derechos reproductivos de los niños y de los adolescentes, pero no por un derecho fundamental como lo es el derecho a la educación", subrayó. Luego dijo que en esta tarea, no tan sólo debe preocuparse el gobierno sino la sociedad entera y la Iglesia. "Mucha gente está afuera del presupuesto de la educación" y señaló que las personas que han tenido el privilegio de recibir educación, deben sentir el peso de la responsabilidad social que tienen". En este marco, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, José Francisco Robles Ortega, explicó que "el modelo de educación en México no debe ver a la persona humana como una utilidad económica ni propiciar que su principal referente sea la pertenencia a un nuevo contexto cultural o político caracterizado por una tendencia o etapa de la humanidad que hoy puede ser tecnológica o la fuerte actividad comercial". "En México no sólo se vive una emergencia educativa, sino una emergencia antropológica, en gran medida resultado del cambio de época, la cual es necesario entender y atender por parte de todos los sectores de la sociedad en un clima de unidad y diálogo inteligente, expuso Robles Ortega. El nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, coincidió en que "México vive una emergencia educativa que obliga a todos, gobierno y sociedad, a una reconsideración sobre los fundamentos, motivos y fines que están detrás del actuar y del pensar del ser humano de hoy." "La realidad nos rebasa, nos sorprende y cuestiona constantemente. Las cosas no pueden seguir igual, algo debe cambiar y a todos nos involucra. Efectivamente no solo es el algo lo que tiene que cambiar, sino también el alguien y eso es tarea de todos".