La comodidad es uno de los factores que se persiguen al momento de elegir zapatos; sin embargo, cuando se habla de sandalias, pareciera que no hay mucho qué decidir, simplemente el color o presupuesto. ¡Ojo con esta decisión! Este calzado ciertamente es para el baño o las visitas a la alberca y la playa, pero no deben llevarse para caminar fuera de esos contextos, ya que representan un riesgo para los pies. El diario "Huffington Post" publicó un comparativo en el que especialistas marcan el "riesgo" de este calzado en el mismo rubro que unas zapatillas de tacón de aguja de más de 10 centímetros de alto. Comodidad no es salud, así lo explicó Jacqueline Sutera, podóloga y cirujana especializada en pies, con sede en Nueva York, quien asegura que las sandalias son demasiado planas, de suela delgada y con tan poco material encima que exponen la piel al medio ambiente, no dan soporte al arco ni amortiguan los pasos. Lo que en México llamamos "pata de gallo", y que es un par de cintas que nacen entre el dedo gordo y los otros cuatro dedos, para rodear el pie, es el formato más peligroso, dicen, ya que obliga a los músculos de los dedos a llevar un exceso de fuerza para agarrar la sandalia. "Cuando el dedo gordo cuelga, aumenta el riesgo de fracturas", dicen los expertos, quienes aseguran que puede causar inflamación, tendinitis, dolor en el talón, esguinces, fracturas y lesiones externas al pisar objetos.