París, Francia.- El semanario satírico Charlie Hebdo fue objeto hoy de un ataque sin precedentes, después de una larga serie de amenazas que comenzaron en 2006 en medio del enojo que causó entre los musulmanes su publicación de viñetas del Profeta Mahoma. El autor francés Michel Houellebecq, quien recién publicó su libro antiIslam “Sumisión”, y los yihadistas están en el sumario del número de este miércoles de la revista, cuyo último mensaje en Twitter antes del ataque fue una viñeta del líder del grupo Estado islámico (EI). Charlie Hebdo es una publicación satírica, ampliamente ilustrada, en particular crítica de las religiones, la sociedad y la política, por cuya irreverencia y libertad se ha ganado la antipatía de muchos, pero mayoritariamente de los islamistas. Las instalaciones del semanario, atacada esta mañana por un comando de tres hombres armados, ya había sido blanco de violencia en 2006 luego de reproducir caricaturas de Mahoma que habían aparecido originalmente en el diario danés Jyllands-Posten. Más tarde, en noviembre de 2011, sus oficinas fueron objeto de un incendio provocado después de publicar una viñeta de Mahoma con el título “Charia Hebdo”. Stephane Charbonnier, editor jefe de la revista, había estado bajo protección policial debido a amenazas contra su vida, pero él y otros tres destacados caricaturistas forman parte de las 12 personas que murieron este miércoles en el ataque. El trabajo del Charlie Hebdo, fundado hace 22 años, es parte de una tradición venerable en el periodismo galo que se remonta al periodo previo a la Revolución Francesa, cuando las páginas daban cuenta de los escándalos protagonizados por María Antonieta. Para el siglo XVIII, el periodismo se centraba en la familia real y los traficantes, así como en las travesuras sexuales y la corrupción en la Corte de Versalles, pero hoy en día los temas son políticos, policiales, banqueros y religión. Justo estos asuntos ilustran las páginas del periodismo de investigación del Charlie Hebdo, pero éste con un espíritu de insolencia que le llevó a “burlarse” del profeta Mahoma, lo cual es totalmente coherente con su histórica razón de ser. Sus llamativas y críticas ilustraciones de musulmanes, judíos y cristianos y sus titulares incendiarios han acaparado la atención del público, aunque nunca ha vendido millones de ejemplares. “Había amenazas permanentes desde la publicación de las caricaturas de Mahoma”, refirió el abogado del semanario, Richard Malka, tras el ataque y afirmó que “es un semanario que no ha hecho más que defender la libertad de expresión o simplemente la libertad”. Charlie Hebdo se mantuvo fiel a su línea de conducta a pesar de las amenazas constantes, aunque aseguraba no ser un enemigo del Islam. “Hay provocación como lo hacemos semana tras semana, pero no más contra el Islam que con otros temas”, dijo Charbonnier en 2012. La revista vio la luz pública como relevo de “Hara Kiri”, un semanario francés que comenzó a publicarse en 1970 y seguía una línea anticlerical y denunciaba el orden burgués con un humor corrosivo implacable, pero que fue prohibido por el gobierno. Hasta 1992, la publicación reapareció con el nuevo nombre de Charlie Hebdo y una nueva fórmula editorial, “irreverente desde una óptica de izquierda radical”. El semanario ha llevado un sinnúmero de juicios por difamación por parte de la Iglesia, empresarios, ministros o famosos que han sido blanco de sus sátiras.