Por primera vez la disidencia cubana y la diáspora buscan organizarse de manera amplia para que la sociedad civil tenga un mayor protagonismo en la nueva era de las relaciones Cuba y Estados Unidos. Si bien el acercamiento Washington-La Habana los sorprendió, disidentes y activistas han comenzado a movilizarse no sólo dentro de la isla, sino también en Miami (meca del exilio), para lograr un consenso en una mayor efectividad para llevar un cambio en el panorama político en la isla de gobierno comunista. Una Convención para la Democracia en Cuba esta semana en la emblemática Calle Ocho, reunió con ese objetivo a más de un centenar de exiliados de varias generaciones y un grupo de opositores llegados desde la isla, entre ellos, Manuel Cuesta Morua, líder de Arco Progresista, Eliecer Avila, de Somos Más y Fernando Palacio Mogart, del Partido Solidaridad Liberal Cubano. El grupo trajo la representación de otras figuras emblemáticas de la disidencia como Guillermo Farinas, ganador del Premio Sajarov a la Libertad de la Conciencia, la bloguera Yonai Sanchez y Berta Soler, líder de las Damas de Blanco. En el encuentro se adelantaron propuestas como la realización de una Mesa de Diálogo entre la oposición dentro y fuera de Cuba, la creación de una red ciudadana conectada a la Mesa para potenciar el flujo de información, y la realización de un evento similar en Cuba. En un documento final los participantes prevén trabajar en “una propuesta integral” para presentar en el encuentro de la sociedad civil que sesionará durante la próxima Cumbre de las Américas, en Panamá, programada del 10 al 12 de abril próximos. “Es la primera vez que una representación tan amplia con dirigentes de una manera más colegiada vienen a hacer este planteamiento de unidad de todos los cubanos de dentro y fuera de la isla”, dijo a Notimex Ramón Saúl Sánchez líder del Movimiento Democracia en Miami, uno de los participantes en el encuentro por el exilio. El activista señaló que “todavía hay muchos cabos sueltos (en cuanto a la logística y puntos de vista), pero lo bueno es que se despertó el deseo de hacerlo”. Sánchez dijo que “se tratará de hacer un evento paralelo” similar con propuestas más concretas de la sociedad civil durante la Cumbre de las Américas en Panamá. Señaló que para ese momento “el reto va a ser consolidar una cohesión entre nosotros –disidencia y exilio- para que nadie hable en nuestra ausencia”. Pese a que organizaciones del exilio como la Fundación Cubano Americana, la Asamblea de la Resistencia y el Consejo por la Libertad de Cuba recibieron invitación a la Convención, según los visitantes, estos no tuvieron una representación oficial. En ese sentido, Palacio Mogart, dijo que lo importante ahora no son las divisiones por los puntos de vista políticos, sino avanzar en la unidad para jugar el verdadero rol que le corresponden a la sociedad civil. “El punto esencial es buscar una estrategia común que permita tanto al exilio como a los que viven en Cuba lograr trazar estrategias para a mediando o corto plazo empezar jugar el verdadero rol que debemos jugar los cubanos en el camino hacia la libertad y la democracia de Cuba”, subrayó. El grupo esbozó en un documento su posición ante el gobierno de La Habana que incluye la liberación incondicional de los presos políticos, respeto a los derechos humanos, reconocimiento de la sociedad civil y de la diáspora y elecciones libres. En este sentido, Dagoberto Valdés, director de la revista “Convivencia” aclaró que “no va a haber un diálogo incondicional con el gobierno –cubano-”. Guillermo Farinas dijo via telefónica desde Cuba que se debe aprovechar la situación de “parteaguas” y que el gobierno de Estados Unidos debe convertirse en “garante” y no participante de un eventual diálogo entre la oposición y el gobierno. Aún no se sabe si la sociedad civil cubana será invitada a la Cumbre de las Américas, pero al referirse al tema ante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Costa Rica esta semana, el gobernante Raúl Castro dijo que esperaba que las Organizaciones no Gubernamentales cubanas reconocidas ante Naciones Unidas pudieran participar en el evento. Castro se refirió a organizaciones que abogan por el desarme nuclear, ambientalistas, contra el neoliberalismo, los Occupy Wall Street y los Indignados, pero no menciono a ninguno de la oposición política.