Los abortos clandestinos, que suman un millón cada año en Brasil, son la quinta causa de muerte entre las brasileñas, según datos oficiales, una situación que denuncian colectivos que luchan por la despenalización de la interrupción del embarazo. “En Brasil el aborto es ilegal, es considerado crimen, pero es público y notorio que se lleva a cabo de forma frecuente”, explicó a Notimex Adriana Martins, feminista y activista de los derechos de las mujeres negras en el país. “El mayor número de mujeres muere en este país a causa de los abortos inseguros. Queremos poder abortar de forma segura y legal”, sostuvo Martins. La activista destacó además que “las mayores víctimas son las mujeres negras, que tienen pocos recursos, y muchas veces eso les provoca agravamientos letales de la salud”. Precisó que unas tres mil mujeres están actualmente en prisión en Brasil por someterse a abortos, muchas veces como consecuencia de las denuncias realizadas por los propios médicos que les practican la interrupción del embarazo en clínicas clandestinas de todo el país. El aborto, tema destacado de la pasada elección electoral brasileña, está penalizado y es ilegal en Brasil, excepto en casos extremos como violación o si se pone en peligro la vida de la madre, pero ello no evita que se practique de forma extendida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que anualmente se llevan a cabo alrededor de un millón de abortos en Brasil, y datos del sistema sanitario brasileño indican que la interrupción del embarazo en clínicas clandestinas es la quinta causa de muerte materna en el país. Según encuestas de opinión, alrededor del 65 por ciento de los brasileños se opone a la legalización del aborto, pero la muerte cada año de decenas de mujeres en clínicas clandestinas ha generado un debate público al respecto. Sin embargo, la legalización no está en la agenda política, acaso por ser Brasil la nación con el mayor número de católicos del mundo, con unos 123 millones, y uno de los países donde más avanzan las corrientes ultraconservadoreas del cristianismo, como el evangelismo. El recién nombrado presidente del Congreso brasileño, Eduardo Cunha, dijo recientemente que “sólo pasando por encima de su cadáver” el Poder Legislativo votará una eventual reforma al aborto. “De ninguna forma voy a agendar (para votación los cambios legislativos). Va a tener que pasar (el Congreso) por encima de mi cadáver para votar”, indicó el líder de la Cámara, de confesión evangélica. “La criminalización del aborto no está en consonancia con el Estado laico. Luchamos por una garantía de respeto a los derechos humanos que ya son respetados en muchos otros países”, aseveró Tamiris Site, una brasileña entrevistada durante la manifestación en favor del aborto, celebrada el pasado Día Internacional de la Mujer. “El avance de los conservadores evangélicos está teniendo mucho impacto en el debate político, pero el movimiento feminista ha crecido los últimos años”, aseguró Site.