El copiloto Andreas Lubitz parecía feliz y saludable a quienes lo conocían, pero el viernes salió a la luz la imagen de un hombre que ocultó evidencia a Germanwings de que estaba enfermo, incluida la constancia hecha pedazos que le extendió un médico para que faltara al trabajo el día que estrelló el vuelo 9525 contra una ladera en los Alpes. A medida que los fiscales intentaban armar el rompecabezas del porqué Lubitz dejó al capitán afuera de la cabina de mando y chocó el Airbus A320, la policía en los Alpes franceses trabajaba arduamente para recuperar los restos esparcidos de las 150 personas que perdieron la vida en la tragedia del martes. En los allanamientos efectuados a las viviendas de Lubitz en Duesseldorf y la localidad de Montabaur surgieron documentos que señalan "una enfermedad existente y un tratamiento médico adecuado", pero no se encontró ninguna nota de suicidio, dijo Ralf Herrenbrueck, portavoz de la fiscalía de Duesseldorf. Los documentos incluyen constancias médicas rotas que le permitían ausentarse del trabajo el día del choque, las cuales "apoyan la actual evaluación preliminar de que ocultó su enfermedad a su empresa y sus colegas", afirmó Herrenbrueck en un comunicado. Los médicos suelen extender a los empleados en Alemania autorizaciones para que no vayan a trabajar, incluso por dolencias menores. Los doctores están obligados a acatar el secreto médico a menos que el paciente les diga explícitamente que pretende cometer un acto de violencia. Los fiscales no aclararon qué tipo de enfermedad —mental o física— pudo haber padecido Lubitz. La prensa alemana informó el viernes que el copiloto de 27 años había sufrido de depresión. El hospital de la Universidad de Dusseldorf confirmó el viernes que Lubitz fue paciente del establecimiento en los últimos dos meses y que la última vez que acudió fue el 10 de marzo para una "evaluación de diagnóstico". El hospital invocó las normas de confidencialidad al no facilitar detalles, al tiempo que desmintió versiones de que hubiera tratado a Lubitz por depresión. Los vecinos describieron al copiloto como una persona en excelente estado físico y los registros deportivos revelan que participó en varias carreras de larga distancia. "Decididamente no fumaba. Realmente se cuidaba. Siempre salía a correr... era muy saludable", comentó Johannes Rossmann, un vecino en Montabaur. Algunos vecinos de esa población que conocieron a Lubitz dijeron a The Associated Press que el copiloto estaba entusiasmado con su empleo en Germanwings y parecía muy feliz. No se vio a nadie salir ni entrar de la casa de la familia de Lubitz el viernes mientras más de 100 periodistas permanecían en el exterior. El inmueble en Montabaur es grande, tiene techo de teja y es de dos niveles. El alcalde Edmund Schaaf solicitó a la prensa que mostrara "consideración". "Independientemente de si las acusaciones contra el copiloto son ciertas o no, nos solidarizamos con su familia", afirmó. Germanwings indicó que ambos pilotos en el avión tenían autorización médica para volar y que no había recibido constancia de que alguno estuviera enfermo el día de la tragedia. Doctores certificados se encargan de las revisiones médicas que se efectúan cada año. Un funcionario alemán de aviación dijo a la AP que el expediente de Lubitz en la Oficina Federal de Aviación contenía una nota según la cual necesitaba un "examen médico con regularidad". Esa nota puede aludir a un problema físico o mental, pero el funcionario, que habló a condición de no ser identificado por no estar autorizado a difundir la información, dijo que en el expediente de Lubitz no se especificaba cuál era la enfermedad. La prensa alemana ha presentado el perfil de un hombre con antecedentes de depresión que había recibido tratamiento psicológico y que pudo haberse sentido deprimido por la ruptura de la relación con su novia. Los fiscales de Duesseldorf, que encabezan la parte alemana de la investigación, se rehusaron a hacer declaraciones sobre las versiones de prensa en las que se mencionan fuentes anónimas. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos había extendido a Lubitz un certificado médico de tercera clase. Para recibir dicho certificado, el piloto no debe tener problemas psicológicos, como psicosis, trastorno bipolar o trastornos de la personalidad. El certificado también significa que Lubitz no sufría de ningún otro problema de salud mental que "haga a una persona incapaz de ejecutar sin peligro sus deberes o ejercer los privilegios" de una licencia de piloto. Carsten Spohr, director general de Lufthansa, la empresa matriz de Germanwings, ha dicho que existe una brecha de "varios meses" en la capacitación de Lubitz hace seis años, pero no abundó en detalles.