Con el fin de bendecir los santos oleos de los enfermos, catecúmenos y el santo Crisma, así como la renovación de los votos sacerdotales de los párrocos integrantes de la arquidiócesis de Morelia, se llevó a cabo la Misa Crismal en la Catedral Metropolitana de Morelia. La celebración litúrgica fue encabezada por el cardenal Alberto Suárez Inda, quien ingresó a la catedral en procesión, acompañado por un grupo de sacerdotes de la arquidiócesis de Morelia. En punto de las 12 horas, la catedral de Morelia lucía abarrotada, ya que la grey anhelaba ser testigo de la bendición de los santos óleos, así como de la renovación de los votos sacerdotales, de los párrocos pertenecientes a la jurisdicción religiosa de la capital michoacana. Es de resaltar que, previamente a la homilía, los sacerdotes llevaron a cabo un retiro espiritual, donde se prepararon para la renovación de sus votos como eclesiásticos. Posteriormente se realizó la lectura de un fragmento del evangelio según San Lucas, en el cual se narra la visita de Jesús a una sinagoga de Nazaret, “ahí Jesús leyó el volumen de Isaías y encontró el siguiente pasaje: el espíritu del señor está sobre mí, porque me dará la posibilidad de dar libertad a los oprimidos, enrolló el volumen y se sentó, dirigiéndose a los asistentes a la sinagoga les dijo: hoy se ha cumplido el pasaje contenido en el libro de Isaías”, refirió el lector del evangelio. Posteriormente a la lectura del evangelio, el cardenal Suárez Inda emitió un sermón a toda la grey reunida en la catedral metropolitana en el que conminó a todos los católicos de Morelia y del mundo a la unidad como fuente de paz, “la iglesia es un cuerpo compacto, es la vocación por haber sido llamados por Jesús y enviados como testigos de su obra redentora, una vocación bella y exigente, que se ha hecho más palpable con la distinción del papa Francisco como nombramiento de Cardenal, que nos ha sorprendido a todos”, refirió. Durante la misa se bendijeron los óleos de los enfermos, catacúmenos y Santo Crisma, la celebración litúrgica se realiza cada año, a fin de rememorar el día en que Jesús instruyó el santo sacerdocio.