Debido al compromiso que representa ser el país con una de las biodiversidades más ricas del mundo, México se encuentra ante el reto de reforzar sus acciones para salvar de la extinción a la vaquita marina, al ser la más amenazada de las 128 especies de cetáceos en el mundo. De acuerdo con información de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) la población de este mamífero marino ha decrecido cerca de 83 por ciento al pasar de 567 en 1997 a 97 en 2014. Dicha situación se ha dado a pesar de que en 2005 se publicó el Acuerdo que establece el Área de Refugio para su protección, ya que la pesca ilegal de totoaba y las artes de pesca de camarón han sido factores que ha incrementado la mortandad de la vaquita marina en más de cuatro veces. De ambos factores, el que mayor peso ha tenido sobre la población de la vaquita marina ha sido la pesca de la totoaba, especie endémica del Golfo de California que también se encuentra en extinción y por lo mismo está en veda desde 1975. Sin embargo, debido al aumento de la demanda asiática, el precio del buche de totoaba alcanza hasta los 10 mil dólares por kilo, por lo que el mercado negro de este espécimen ha proliferado en los últimos tres años, involucrando incluso al crimen organizado. Al respecto, la Semarnat tiene presente que en caso de extinguirse, la vaquita marina sería el cuarto mamífero marino en dejar de existir por impactos antropogénicos después de la vaca marina de Steller, en 1768; la foca monje del Caribe, en 1952 y el baiji o delfín de río de China, en 2006. Es por ello que en febrero pasado la Semarnat presentó la Estrategia Integral para la Recuperación de la Vaquita Marina, en la que se señalan cuatro acciones prioritarias entre las que destaca la ampliación del polígono actual de 126 mil hectáreas a un millon 300 mil y cuya acción se llevará a cabo en breve. Dicha medida además de garantizar la cobertura del área de distribución de la vaquita, suspenderá las actividades de pesca de camaron, escama marina, tiburón y rayas, abarcando todos los chinchorros de línea y las redes agalleras. Desde luego, en esta medida se exluye a la zona de influencia de la comunidad Cucapá, para respetar sus usos y costumbres. Asimismo en esta estrategia se plantea compensar de forma económica a los pescadores; realizar inspecciones y vigilancia en coordinación con la Marina, Conapesca y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), así como nuevas artes de pesca.