El cantautor de música norteña Ramón Ayala hizo valer su título de “Rey del acordeón”, al reunir la noche de este sábado a casi ocho mil personas para festejar su regreso a los escenarios de la capital del país y sus 50 años de trayectoria. En punto de las 22:30 horas, el cantante y su grupo salieron al imponente escenario de la Arena Ciudad de México para realizar un recorrido por su carrera musical, ante una fuerte ovación del respetable impaciente por verlos sobre el entarimado. Con saco negro y vistas en pedrería dorada, Ramón Ayala abrió este espectáculo con el tema “Bonita finca de adobe” y, para asegurar que su regreso estaría enmarcado en sonar puros éxitos, de inmediato entonó, acompañado de su acordeón, "Tragos de amargo licor" y "Una mujer bonita". A esos temas, con un fuerte aplauso del público, le siguieron "Baraja de oro", "Puño de tierra", "Entiérrenme cantando", " Cuando apenas era un jovencito" y "Lo lindo de ti". Después de esa última canción, el “Rey del acordeón” anunció la presencia de su hijo Ramón Ayala junior, con quien interpretó "Tengo miedo”, "Cuánto me cuesta", "Mi tesoro", "Me caíste del cielo" y "Pero esta vez llore". Ramón Ayala, en su humilde forma de ser, compartió a su público el festejo de sus 50 años de trayectoria con un tributo al compositor Cornelio Reyna, quien le dio algunos de sus éxitos musicales. Por ello, a manera de recuerdo póstumo, cantó "Me caí de la nube", "Me sacaron del tenampa", "Me caíste del cielo", "Lágrimas de mi barrio", "Un rinconcito en el cielo" y "Te vas ángel mío". El momento emotivo de la noche ocurrió cuando Ramón Ayala recibió varios reconocimientos por su carrera. El primero fue del empresario regiomontano Óscar Flores y después de Chucho López, quien además entregó la medalla “Pedro Infante”, que ofrece la Asociación Nacional de Actores, a cada uno de los integrantes de los Bravos del Norte. El Maratón del Mariachi otorgó el tercer reconocimiento al cantautor de música norteña por su apoyo incondicional a ese gremio y por contratar músicos en vivo del género vernáculo. Al acercarse el final de este concierto, Ramón Ayala y sus Bravos del Norte hicieron cantar a todo pulmón a sus seguidores con “La vecina me puso el dedo", "Qué tal si te compro", "Las casas de madera" y “Baraja de Oro”, y después formaron un coro monumental con el emblemático tema de “Dos monedas”. El regreso de Ramón Ayala a la capital mexicana fue amenizado por el cantante Leonardo Valdés, quien dio buena impresión a los presentes al interpretar corridos clásicos como "Perdiste corazón", "Valente quintero", "Simón blanco" y "Lucio Vázquez". Enseguida, sobre el escenario apareció La Leyenda, un nuevo grupo que también está encaminándose a la música norteña, que logró entusiasmar al público con sus canciones y al rendir un tributo al “Rey del acordeón”.