El sueño de volar que Frida Kahlo plasmó en algunas de sus pinturas y el mundo prehispánico e indígena que ella amó cobraron vida la noche del miércoles en “The Four Fridas”, un espectáculo multimedia que sumergió a los espectadores en una experiencia onírica. Eran las diez de la noche, el público apenas terminaba de acomodarse en los asientos o en el suelo, cuando una serie de fuegos pirotécnicos, acompañado de música ambiental, obligó a todos a centrar su atención en el principal escenario, colocado en la explanada de las antiguas Barracas de la Artillería Real. Desde esa plataforma de madera en forma de pirámide prehispánica apareció Frida (interpretada por la actriz Pippa Nixon), vistiendo un tradicional vestido con flores bordadas, recordando momentos de su infancia y de su anhelo por volar. Ese fue el primero de los cuatro actos incluidos en esta producción realizada por Bradley Hemmings, quien fuera co-director artístico del espectáculo presentado en la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, y quien creó esta pieza de teatro al aire libre y a gran escala para recordar la vida y el arte de Frida Kahlo. Luego, la recreación del accidente automovilístico que la pintora mexicana tuvo en su adolescencia y que la mantuvo postrada en cama por algún tiempo, dio paso a la escenificación que muestra la vida de Frida pintando algunas de sus obras maestras, como “Las dos Fridas” y “La columna partida”. Sostenidos de cables, un grupo de bailarines -entre ellos una que interpretaba a la pintora- ejecutaron coreografías sobre una pantalla en la que se proyectaron imágenes de algunas obras de la artista y de sus objetos personales. En la explanada, un olor a incienso comenzó a inundar el ambiente. Al pie de un "palo volador", colocado en el centro del escenario, una mujer ataviada con un traje tradicional de la Sierra de Puebla paseaba un incensario, como en una especie de ritual. En la plataforma principal se oyó un "Viva la vida" -en referencia a la última pintura firmada por la artista-, un grito estrepitoso que fue seguido por el sonido de una flauta y el vuelo de cuatro mujeres voladoras. Guiadas por un caporal, estas cuatro mujeres originaras de Xochiapulco, Puebla, ejecutaron el tradicional ritual de los voladores, como "una ofrenda a la madre naturaleza" y como "una celebración de la vida", la vida de Frida Kahlo. Al final, una lluvia de fuegos pirotécnicos y aplausos del público cerraron la primera función de esta puesta en escena que dura 45 minutos y que se presentará hasta este sábado en el marco del Greenwich+Docklands International Festival (GDIF).