Hoy inició el juicio en contra del expresidente de Argentina, Carlos Menem, quien está acusado, junto con otras 12 personas, de encubrir el ataque terrorista contra un centro comunitario judío en 1994, que dejó 85 muertos. A sus 84 años, Menem (1989-1999) protagonizará un proceso que concluirá a mediados de 2016 y durante el cual serán citados 140 testigos, entre ellos la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, para declarar por el atentado ocurrido en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). La lista de acusados incluye al exjuez Juan José Galeano, los exfiscales Eamon Mullen y José Barbaccia; los ex jefes del Servicio de Inteligencia, Hugo Anzorreguy, Juan Carlos Anchézar y Patricio Finnen, y los excomisarios Jorge Palacios y Carlos Castañeda. El vendedor de autos usados Carlos Telleldín, su exesposa, Ana Boragni, su abogado Víctor Stinfale y el ex titular de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Rubén Beraja, completan la nómina de imputados de una de las causas más dolorosas para la sociedad argentina. La mañana del 18 de julio de 1994 una explosión destruyó la sede de la AMIA, ubicada en el centro de Buenos Aires y dejó un saldo de 85 muertos y cientos de heridos que esperan justicia, porque la impunidad ha marcado la investigación y, 21 años después, no hay un solo acusado en prisión. El juicio contra los autores materiales e intelectuales del ataque está paralizado, pero el juicio alterno por encubrimiento pudo iniciar este jueves debido a las presiones políticas y sociales para que se agilizara, ya que estaba previsto que comenzara hasta febrero del próximo año. El fiscal Ariel Lijo denunció que Menem se extralimitó en sus funciones y ordenó a su hermano Munir Menem, quien en 1994 era coordinador general de la Presidencia, que le pidiera al juez Galeano que abandonara la llamada “pista siria” en la investigación. Una de las primeras líneas que se indagaron después del ataque fue la participación de ciudadanos sirios radicados en Buenos Aires, principalmente un comerciante llamado Kanoore Edul, que era amigo de Menem. La protección presidencial le permitió a Edul ser liberado y que las supuestas pruebas que había en su contra fueran destruidas. Desde entonces, en Argentina se hizo a un lado la “pista siria” y se centró en la “pista iraní”, que se enfocó en varios exfuncionarios y ciudadanos de la república islámica que continúan imputados, pero protegidos en su país. Menem ya fue condenado por el delito de tráfico de armas y hay varias causas judiciales más en su contra, pero continúa libre gracias a los fueros parlamentarios que mantiene como senador.