Un falso Robert de Niro, tan parecido al real que es así como se gana la vida, revolucionó hoy a los aficionados y a la prensa que esperaban la llegada de famosos al Festival de San Sebastián (norte de España). Le ha delatado un detalle, su traje de gala, inapropiado para la hora. Marc Lloret, de nombre artístico Marc De Niro, es catalán y se parece muchísimo al estadounidense, pero cuando De Niro era quince años más joven. Contratado por una tienda de moda de la capital vasca, el falso De Niro repartió muchas más sonrisas y saludos que el verdadero, que decepcionó mucho al cálido público donostiarra cuando visitó el festival en 2000, ya que al recibir el premio Donostia saludó con un parco "muchas gracias". Este De Niro de pega llegó justo después de que se bajaran de sus flamantes coches las estrellas de la mañana, Benicio del Toro y Emily Blunt, protagonistas de "Sicario", la última superproducción de Denis Villeneuve, una historia de narcotráfico ambientada en Ciudad Juárez. Blunt, poco acostumbrada a las cordiales bienvenidas del público del festival, pasó como una exhalación, vestida informal, con vaqueros y camiseta de rayas marineras, mientras Benicio del Toro, viejo amigo de Donostia, firmó autógrafos y saludó efusivamente, hasta que le entró hambre, dijo, y se despidió de todos. Imposible no llamar la atención el protagonista de "21 gramos" y "Traffic", con pantalón-cargo negro, gorra azul y blanca y cazadora de piel negra, con el detalle de las deportivas de suela blanca. La ciudad, siempre preparada para acoger visitantes, cuenta este este año con un montón de cineastas aficionados, o al menos "selfi-cineastas" que ya no se conforman con la foto con el famoso: un montón de orientales y norteamericanos se llevaron hoy la palma por pasear en los alrededores del Kursaal -sede del festival- al tiempo que se grababan con sus teléfonos móviles. Tras el chaparrón de bienvenida ayer a los más madrugadores del certamen, Carmen Maura y Alejandro Amenábar, San Sebastián volvió hoy a aparecer luminosa y fresquita, mientras intenta digerir a los miles de visitantes que llegan atraídos por el cine.