Este martes se celebró en la Basílica de Guadalupe la primera misa en náhuatl, que fue oficiada por Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla y presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica. Entre flores, sahumerios, bailes, vestidos y trajes multicolores, 20 diócesis del país hablantes del náhuatl se reunieron para escuchar misa en su propio idioma. Ello, producto del esfuerzo que desde 2012 realizan sacerdotes, religiosos y laicos que tomaron el acuerdo de hacer una sola traducción, la que fuera más comúnmente aceptada y comprendida por las diferentes regiones del país. La homilía de la misa correspondió a monseñor Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de las Casas y responsable de la Dimensión de la Cultura del Episcopado Mexicano, quien dijo que por años se despreció e infravaloró a los pueblos indígenas. Dijo que “muchos en lugar de aceptar, respetar, valorar y promover la cultura de los pueblos originarios, en particular su idioma, hemos calificado de dialectos, como si fueran una subcultura”. Arizmendi Esquivel comentó que lo que el pueblo náhuatl necesita, al igual que los demás pueblos originarios, es esperanza, “no son signo de atraso. Son esperanza. Tienen mucho que aportar a la sociedad… México no es México sin ellos. Ellos somos nosotros”. “Tienen historia, cultura, presente y futuro. No están condenados a desaparecer. No tienen por qué avergonzarse de su riqueza cultural… No son desechos en nuestro país. No son descartables”, enfatizó. El obispo de San Cristóbal consideró una vergüenza y una injusticia que hasta ahora el pueblo náhuatl no tenga una Biblia católica, aprobada por la Conferencia Episcopal. “Se han hecho esfuerzos aislados, por agentes de pastoral que tienen un corazón sensible a los derechos del pueblo. Algunos han empezado a traducir partes de la Biblia, pero a veces con la incomprensión de presbíteros, religiosas, del mismo pueblo y aún de algunos obispos”. De igual manera consideró una pena que no se tenga una traducción oficialmente autorizada para las celebraciones litúrgicas en náhuatl, de todos los sacramentos, particularmente de la Santa Misa. “Hemos dado los primeros pasos para ello, pero aún nos falta mucho camino por recorrer”, dijo. Resaltó “el detalle tan amoroso de la Virgen María, que escoge a un náhuatl, Juan Diego, expresión de un pueblo pobre y oprimido, que se siente marginado, despreciado y sin esperanza, que no se valora ni se tiene confianza, que dice ser cola y escalera para que otros lo pisen y suban, que se considera que nada vale ante los grandes de la tierra”. “Nuestra Virgen de Guadalupe, con un amor evangélico por lo que el Papa Francisco llama las periferias, los descartados, los desechos de la humanidad, le habla a Juan Diego en su propio idioma, el náhuatl”, recordó. Al dar la bienvenida a la misa que por primera vez se presenta el texto aprobado por la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Sánchez Espinosa dijo que “el Papa Francisco, conoce ya de este texto y nos ha animado a proseguir en este servicio de traducir a nuestras lenguas indígenas los textos litúrgicos”.