Un nuevo sistema de autenticación, que permitiría a los artistas firmar sus obras con marcas de ADN sintético, se está desarrollando por el Centro Global para la Innovación (Global Center for Innovation) en la Universidad Estatal De Nueva York en Albany. Varios artistas, como el pintor Eric Fischl, están en lista de espera con la expectativa de beneficiarse de este nuevo producto. Hace aproximadamente dos décadas, un amigo de Fischl (Nueva York, 1948) le proporcionó un catálogo de arte donde una de sus pinturas se vendía por una cantidad de seis cifras. El problema radicaba en que él nunca había puesto en venta esa obra. En realidad, la pintura se trataba de una falsificación, pero estaba tan bien hecha que hizo que Fischl se preocupara seriamente por su legado y patrimonio. "Casi me vuelvo loco", comentó el pintor al The New York Times. Fue así que el artista estadounidense apartó el pasado lunes, en Londres, el producto que el Centro -también especializado en bioingeniería, encriptación y nanotecnología- comenzó a desarrollar hace dos años. La idea consiste en impregnar pinturas, esculturas y otras obras de arte con moléculas de ADN especiales creadas en laboratorio. "Queríamos dejar en las obras alguna marca que resultara difícil de hallar y que no se viera afectada por condiciones ambientales o por la manipulación", dijo Robert J. Jones, presidente de SUNY Albany. La propuesta, aún en desarrollo, consistiría en un ADN único, creado especialmente para cada obra, que proporcionaría un enlace encriptado entre la pieza y una base de datos que mantendría un consenso con información fidedigna del trabajo. Los detalles del ADN podrían ser leídos por un escáner disponible para cualquier persona en la industria del arte que quisiera verificar la obra en cuestión. Quienes estén interesados en asegurar sus obras con este mecanismo, se harían acreedores de una especie de etiqueta impregnada con el ADN especial que, como primera estimación, costaría alrededor de 150 dólares. La etiqueta, una vez adherida a la obra, penetraría a nivel molecular de modo que dejaría una huella inamovible, además, la aplicación no dañaría en absoluto el trabajo. Al momento, los desarrolladores de este nuevo producto dicen tener, al menos, 3 docenas de artistas internacionales registrados que esperan adquirir la etiqueta el siguiente año (fecha estimada para la apertura de ventas). "La autenticación de un trabajo desde el principio puede aliviar el dolor y la frustración por las que pasan las personas cuando creen haber adquirido algo de gran valor y se dan cuenta de que realmente no era así. ¿Qué no es sexy del ADN sintético?", finalizó Fischl.