Notimex / La Voz de Michoacán Ciudad del Vaticano, 18 Abr.- El Papa Francisco tendió la mano a la organización argentina de las Madres de Plaza de Mayo, en una carta dirigida a su presidenta Hebe de Bonafini, quien primero criticó con dureza al pontífice y después dio marcha atrás. El Vaticano dio a conocer este jueves el texto de una carta enviada el pasado 10 de abril a Bonafini por el subsecretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, Antoine Camilleri. "El Santo Padre comparte su dolor y el de tantas madres y familias que han padecido y padecen la pérdida trágica de sus seres queridos en ese momento de la historia argentina", indicó la misiva. El texto fue la respuesta de otra carta enviada por la activista argentina de los derechos humanos el pasado 21 de marzo, en la cual expresó su alegría por el empeño del cardenal Bergoglio en las "villas miserias" de Buenos Aires y pidiéndole que se uniera "a todos los que en este mundo injusto luchamos para que se termine la pobreza". Con esas palabras, Bonafini cambió sensiblemente su opinión de 2007, cuando acusó abiertamente al entonces pastor de Buenos Aires de "formar parte de los obispos que asesinaron a nuestros hijos", y lo tildó de "fascista". Mediante el mensaje firmado por Camilleri, el Papa aseguró que pide a Dios la fuerza para luchar, desde el ministerio que acaba de asumir, a favor de la erradicación de la pobreza en el mundo, de modo que cese el sufrimiento de tantas personas que pasan necesidad. "Su Santidad valora y aprecia mucho a quienes están cerca de los más desfavorecidos y se esfuerzan por ayudarlos, comprenderlos y salir al encuentro de sus justas aspiraciones", indicó. "En su oración, suplica asimismo que ilumine a los que son responsables del bien común para que combatan el flagelo de la miseria con medidas eficaces, ecuánimes y solidarias", agregó. Las Madres de Plaza de Mayo son una asociación de madres argentinas creada en 1977 para denunciar la desaparición de sus hijos durante la Junta Militar que gobernó a Argentina de 1976 a 1983. Desde 1977 se manifiestan todos los jueves en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada (sede del gobierno argentino) para protestar por los crímenes cometidos en esa época y mantener viva la memoria de los desaparecidos.