El Departamento de Justicia informó que no se presentarán cargos por la muerte de un mexicano que falleció luego de que autoridades fronterizas estadounidenses le dispararan con un arma aturdidora. Funcionarios federales dijeron el viernes que cerrarían la investigación por la muerte en 2010 de Anastasio Hernández Rojas, quien murió en el sur de California mientras era deportado a Tijuana, México, luego de que se descubriera que había ingresado ilegalmente a Estados Unidos. La dependencia concluyó que las autoridades fronterizas no violaron los derechos civiles de Hernández Rojas y no actuaron con la malicia requerida para ir a juicio. Las autoridades federales informaron que la investigación determinó que Hernández Rojas sufrió de un ataque cardiaco mientras era sometido y que los impulsos eléctricos del arma aturdidora fueron un factor que contribuyó al deceso. Las autopsias revelaron males cardiacos e intoxicación por metanfetaminas.