Piezas de un juego de mesa fueron halladas dentro de una tumba de alrededor de 2 mil 300 años de antigüedad cerca de Qingzhou City en China. Se presume que los artefactos no se han utilizado por lo menos en mil 500 años. Los arqueólogos encontraron un dado de 14 caras hecho de dientes de animales, 21 piezas rectangulares con números pintados en ellas y una baldosa rota que alguna vez formó parte de un tablero de juego. Una vez reconstruida la baldosa se pudo observar en ella: "dos ojos rodeados por patrones de nubes y truenos", de acuerdo a información recabada por el portal Livescience. Doce caras del dado están numeradas del uno al seis en una forma ancestral de escritura china conocida como "escritura de sello". "Cada número aparece dos veces en el dado mientras que dos caras se dejan en blanco", dijeron los investigadores. Los artefactos podrían haber formado parte de un juego llamado "bo", o también conocido como "liubo". Los investigadores que han estudiado el bo no saben con certeza en qué pudo haber consistido dicho juego; además, las reglas pudieron haber cambiado a lo largo de los siglos. Un poema escrito hace unos 2 mil 200 años por un hombre llamado Song Yu da una idea de las posibles reglas del juego: "Entonces, con los dados de bambú y piezas de marfil, se comienza el juego de liubo; cada quien toma su puesto; avanzan juntos; se amenazan mutuamente; se coronan las piezas y el marcador se duplica. Gritos de "¡De cinco blanco!' surgen (Traducción original por David Hawkes). La tumba donde se hallaron las piezas tiene dos grandes rampas que conducen a una escalera que desciende hacia la cámara funeraria. Cinco pozos sostienen ajuares para los difuntos se encuentran junto a la tumba: Durante la construcción de la tumba, China estaba dividida en varios estados que a menudo luchaban entre sí. Los arqueólogos creen que la tumba se construyó para enterrar a los aristócratas del estado de Qi.