“Es el momento de confiar, de abrir nuestro corazón a la gracia del Señor en este año jubilar de la misericordia, estamos celebrando la maternidad divina de María, en ella se manifestó este don maravilloso de un Dios que se hace pequeño, que se hace digno en sus entrañas y a la que ella contempla con fe en el pesebre, junto con San José y los pastores que llegan”, expuso durante la misa ‘de gallo’, el cardenal, Alberto Suárez Inda, en la catedral de Morelia. Ante quienes él llamó, “miembros del pueblo santo de Dios”, destacó que al terminar el año, cada quien sabe lo que Dios le ha regalado, “darnos la vida, darnos la fe, las pruebas por las que hemos pasado”. Asimismo dijo que el nacimiento de Cristo, “es la ternura de Dios manifestada en la sonrisa de este niño recién nacido, es el poder de Dios que se manifiesta en la debilidad, en la fragilidad de aquél niño que necesita protección, alimento y cobijo, María recibe hoy nuestra invocación como madre de gracia y de misericordia, porque su hijo es fuente de toda gracia, es la manifestación más grande de la misericordia de Dios, que no abandona a sus creaturas”. Agregó que por tal gracia “hemos vivido este año, inclusive por los momentos difíciles, a través de los cuales el Señor nos ha purificado y nos quiere fortalecer en la fe”. En tanto que hizo un llamado a la grey católica a tener la certeza de que cada día, cada momento de la vida es la oportunidad de un encuentro con Dios, “en la pequeñez de cada acontecimiento, de cada persona con la que nos encontramos y que nos cubre esta mirada tierna de María, como madre que también a nosotros pequeños nos protege y nos va alimentando en la fe y nos va guiando como verdadera maestra y guía espiritual”. Para más información consulta la edición impresa de La Voz de Michoacán del 2 de enero de 2016.
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