Zamora, Michoacán – A pesar de que Michoacán es una entidad con producción alimentaria diversificada en granos, hortalizas, frutos, productos derivados de animales y cárnicos, la población no cuenta con una seguridad de abasto alimentario sano, el que se dificulta por cuestión monetaria, donde un consumidor conocedor de nutrientes y los alimentos, requiere tener suficiente dinero para adquirir quesos de leche, jamones de espaldilla o pierna de cerdo, y no productos elaborados con harina de papa, saborizantes, colorantes, pectinas, viseras y desperdicios. “¿Cómo asegurar un abasto de alimentos sanos y que además no sean muy caros?, porque uno compra queso que no es de leche, es de harina de papa, harina vegetal y saborizantes, cuyo precio es de 20 a 25 pesos kilo. Un queso de verdad no hay accesible en el mercado. O los jamones que son de pectina. ¿Qué hacer?. Tratar de conocer el sistema de producción y lograr conectarse con autoridades sanitarias e intentar hacer un paquete completo con esto, relacionando a las autoridades de diversas dependencias”, dijo el investigador del Colegio de Michoacán (Colmich), Luis Seefoó Lujan. Refirió que por desgracia, cuando los productos se encarecen en forma generalizada, la población tiende a comprar los productos más baratos, por ejemplo el jamón de pectina o grasa de desecho que afecta la salud de quien lo consume, pero que tiene un precio promedio de 62 pesos por kilo. Para más información consulta la edición impresa de La Voz de la Michoacán del 16 de marzo de 2016.