Ciudad de México.- A los 22 años de edad, consciente de las atrocidades que se daban en España contra los republicanos, y ante la inminente Guerra Civil, Octavio Paz escribió en 1936 su poema “¡No pasarán!”, lo que le granjeó ser invitado al II Congreso Internacional Antifascista que se celebró en Madrid, Barcelona y Valencia en 1937. Esa fue una forma que Paz encontró para mostrar su solidaridad con el pueblo y la cultura española. Paz tuvo una vena revolucionaria muy marcada, pues su abuelo Ireneo Paz (1836-1924) fue un liberal y novelista reconocido y su padre Octavio Paz Solórzano (1883-1935) un hombre revolucionario, escribano y abogado del general Emiliano Zapata. Como consecuencia de su vocación revolucionaria, Octavio Paz ya había tenido durante su adolescencia algunas detenciones por causar alboroto con sus inconformidades. Era un estudiante portador del disgusto de la sociedad. Cuando viajó a España en 1923 se pudo encontrar con poetas ya consagrados como Pablo Neruda, César Vallejo y Luis Cernuda. Cesar Arístides, editor literario y experto en la obra y trascendencia de Octavio Irineo Paz y Lozano (Ciudad de México, 31 de marzo de 1914-19 de abril de 1998) en su calidad de poeta, diplomático y ensayista, hizo las anteriores reflexiones durante una entrevista con Notimex, con motivo del aniversario número 102 del Premio Nobel de Literatura 1990. En ese marco conmemorativo, Arístides recordó también los 80 años del poema “¡No pasarán!” de Paz, a quien el mundo de las letras en español tiene en buena estima como uno de los escritores mexicanos más influyentes del siglo pasado y como autor de una de las herencias más valiosas de las letras hispanas. “Este poema tuvo la singularidad de abrir al joven Octavio su visión de escritor que no es sólo aquel que opina desde la distancia, sino que conoció, vivió y sintió la Guerra Civil en España. Luego escribió un poema sobre un embarco de españoles refugiados, lo que marca y deja ver, sin duda, la vocación poética y revolucionaria de Paz”, añadió el editor. Explicó que siempre se ha escrito poesía social. Sin embargo, advirtió: “es un género a veces delicado, porque representa entrar en terrenos áridos, porque una cosa es el poema social comprometido, consciente, bien estructurado y elaborado, y otra cosa es el poema de indignación gratuita, sensiblero, de una inconformidad ajena al contexto”. Cesar Arístides abundó que a lo largo de la literatura y las guerras abundan casos de poemas que muestran una inconformidad, pero alejados de contexto, además de aquellos que desconocen la realidad de los conflictos sociales e incluso de las mismas guerras. “Ahora, a la distancia, el poema es vigente porque las guerras no cesan”. Este tipo de poemas, abonó el entrevistado, se vuelven universales, viven en el tiempo y cruzan fronteras “porque tocan con gran emoción y profundidad el dolor, el sufrimiento y las desesperanzas de la humanidad; ‘¡No pasarán!” no ha dejado de ser leído, está aquí y es revisitado por las sucesivas generaciones de lectores”, finiquitó el experto. Acto seguido el entrevistado subió al escenario del auditorio de la Biblioteca Vasconcelos donde junto a Christopher Domínguez Michael, Angel Gilberto Adame y María Andrea Giovine comentó actividades políticas y sociales del premio Nobel mexicano. Hablaron de poesía social y de las simpatías y los cuestionamientos ideológicos de Octavio Paz.