Ciudad de México.- Una alianza entre empleadores, gobierno e instituciones educativas detonaría en México las carreras de Técnico Superior Universitario (TSU), lo que permitiría reducir la informalidad y cubrir la demanda de 1.4 millones de trabajadores técnicos que necesita el país. Así lo consideró, Dieter Holtz, presidente y director general de Laureate México, la red de universidades privadas más grande del mundo, al destacar que los esfuerzos deben encaminarse más hacia las carreras cortas, pertinentes hacia el mercado laboral, estableciéndose la posibilidad de generar más incentivos para promover la educación técnica superior universitaria, que se cursa al terminar el bachillerato. “En México tenemos cerca de 130 mil o 140 mil de estos estudiantes, en Chile un país ocho veces más pequeño que nosotros, tiene cerca de 500 mil y el promedio en los países de la OCDE es del 10 por ciento; aquí sólo el uno por ciento de la gente que labora tiene una carrera técnica universitaria”, enfatizó. “No hemos sabido detonar esta carrera universitaria, y nos hemos quedado atrás”, subrayó en entrevista con Notimex. Informó que en un estudio que se elaboró de manera conjunta con la Secretaría de Economía y ProMéxico se hizo una correlación muy específica y detallada respecto a la productividad en los países y la relación que esta productividad tiene con el número de profesionales de TSU, lo que arrojó una deficiencia en México de aproximadamente 1.4 millones de trabajadores técnicos. “Es muy importante que se redirijan los esfuerzos para detonar este tipo de estudios que son cortos, que generan una mejor empleabilidad, que satisfacen más las necesidades de las empresas hoy en día y que están siendo limitadas porque la gente no quiere estudiar carreras técnicas”. La gente siente las carreras TSU son de segundo nivel comparado con una licenciatura e ingeniería, percepción “muy lejana a la realidad”, planteó el especialista. En ese sentido, opinó que se tendría que invertir en sensibilizar el modelo académico para permitir este tipo de carreras, además de incentivar por parte del gobierno a las instituciones educativas para que ofrezcan opciones de este tipo y los jóvenes se motiven a estudiar una de esas carreras. Aunado a ello, subrayó, sería recomendable una campaña de publicidad para dignificar al TSU, inventivos para que las empresas contraten a los técnicos, en lugar de ingenieros o licenciados y para las instituciones educativas a fin de que sean más “agresivas” en el otorgamiento de las carreras técnicas. Planteó que hay todavía esquemas que no permiten una flexibilidad curricular, que puede ser avalada por la calidad académica de las instituciones. “Debe haber acuerdos secretariales que permitan que un número de universidades que pruebe su calidad tengan una mayor flexibilidad de operación para poder autoregularse y con eso poder adaptarse mejor al esquema laboral que México demanda para ser más productivo y atraer más inversión extranjera”. Tras la aprobación de la reforma energética, el presidente y director general de Laureate México previó que al menos el 80 por ciento de los empleos que se generarán en el sector energético, petróleo y gas, tendrán que ser para técnicos especializados y técnicos superiores universitarios. Sobre que tanto este modelo universitario puede contribuir a la diminución del empleo informal, Holtz observó que al incrementar la cobertura “mi presunción es que también reduciríamos el mercado informal”, debido a que una carrera TSU dura dos años y tiene un alto grado de empleabilidad. “Esta gente que no estudia y tiene que ganarse la vida, normalmente lo hacen de manera informal, porque no tienen un título superior, al momento de tener uno es más fácil conseguir trabajo, son solo dos años y puedes trabajar antes, seguramente se incentivaría a que la gente consiga trabajos formales en lugar de dedicarse a la informalidad”, anotó. Asimismo, expuso, el TSU contribuye a que las empresas gasten menos en capacitación. Holtz, quien lidera la Comisión de Educación del Consejo de las Empresas Globales en México, planteó que existe una urgencia “tremenda” de las empresas globales para que se detone un sistema de carreras técnicas. Comentó que en México se contrata a un ingeniero para acabar haciendo una responsabilidad técnica. “Este ingeniero no estudió una carrera técnica, no tiene conocimiento, tardan las empresas entre seis y 12 meses para capacitarlo y es el costo oscila entre los 15 y 40 mil dólares por empleado” y como el sistema no arroja graduados técnicos “esta gente que capacitaron es pirateada por la competencia de esas empresas”. Hizo hincapié en que en México, un nivel sólido en el sistema educativo superior de técnicos aumentaría la productividad en el país y lo haría más interesante como punto de inversión extranjera. “Todos juntos debemos seguir empujando esto y tiene que ser una alianza bien concertada entre gobierno, empleadores e instituciones educativas, todo el mundo tiene que contribuir y tomar el riesgo para detonar las carreras de educación técnicas superiores”, puntualizó.