Berlín.- Bajo el título “Escultura como lugar 1958-2010”, el Museo Contemporáneo de Berlín dedica una amplia retrospectiva al padre del minimalismo, el escultor estadunidense Carl Andre, quien define su trabajo “no soy un artista de taller, soy un artista del lugar”. En cooperación con la fundación Dia Art, el Museum für Gegenwart (Museo del Presente) expone hasta el 18 de septiembre la mayor muestra del artista, a quien han dedicado siete mil 500 metros cuadrados del museo, aseguró Udo Kittelmann, director de la Galería Nacional, a la que pertenece el museo. En total, más de 300 obras de todos los periodos creativos del escultor, que van desde sus trabajos en el suelo hasta sus pocas veces expuestas “Dada Forgeries” (falsificaciones Dada), pasando por fotografías y poesías. Entre los primeros se encuentra el que recibe a los visitantes en el histórico hall de la que fuera la antigua estación de tren de Hamburg Bahnhof en Berlín: una enorme obra de mil 296 metros cuadrados de metal de magnesio, aluminio, hierro, cobre, zinc y plomo colocados en el suelo en un modelo perfecto reproduciendo una composición musical. Todo el espacio responde bien al concepto del Minimalismo: sólo suelo de fábrica, paredes blancas y las obras minimalistas de Andre a partir de madera en bruto, piedra y metal. “Queríamos dar a esas obras todo el espacio que necesitaban”, señaló Kittelmann. En conjunto, más de 300 objetos creados durante cinco décadas por el escultor de 80 años que liberó radicalmente a la escultura de su zócalo clásico para ampliar sus posibilidades. “Mi trabajo no significa nada”, llegó a decir. “Simplemente trato de exponer los materiales con la máxima claridad posible de la forma”. Una exposición simple que requiere una participación activa del espectador: como en el gigante hall de entrada al museo donde se expone también el trabajo en el suelo “Zeitlos 5x7” (Intemporal 5x7), que Andre diseñó en 1988 para la exposición homónima del suizo Harald Szeemann. Por ese entonces el espacio albergaba la estación Hamburger Bahnhof, un decadente edificio antes de convertirse en 1996 en el Museo de Arte Contemporáneo bajo el tejado de la Galería Nacional de Berlín. Las salas colindantes, que antes servían como almacenes, entre otros fines, se han convertido en más de 12 espacios de exposición que se van abriendo a los lados de un pasillo de más de 300 metros de extensión. Entre las piezas más destacadas del artista que se pueden ver ahí, se encuentra por ejemplo “Element Series”, en tres partes, que con sus ásperos troncos de madera recuerdan a las vías del ferrocarril, y que se convirtieron después en símbolo del artista. Y es que tras un primer fracaso en el mundo del arte, Andre trabajaba entonces como encargado del freno y conductor de maniobras del tren. “Todas las obras están creadas para un espacio determinado”, explicó la comisaria de la muestra, Lisa Marie Schmidt. “Los trabajos influyen en el lugar y al revés”. Entre sus obras favoritas está “Scatter Piece”, de 1966, una colección de tubos de aluminio y bolas de metal que caen al suelo desde un bolso y de esta forma ofrecen una especie de contraimagen a las rigurosas formas del resto de la exposición. El propio artista supervisó la exposición desde Nueva York, pues el viaje a Berlín le resultaba demasiado pesado a su edad. En 1968 tuvo en Kassel una de sus primeras apariciones importantes en Europa. “Está muy unido a Alemania”, dijo su mujer, la artista estadunidense Melissa Kretschmer.