Chilpancigo, Guerrero.- El obispo de Chilpancingo Salvador Rangel Mendoza, justificó que los habitantes de las comunidades de La Sierra y La Montaña de Guerrero no pecan al cultivar la amapola debido a que lo hacen por necesidad. “La Iglesia no debe condenarlos por eso, no son pecadores”, dice el prelado. Agregó que la Iglesia no condena a estar personas ya que afirmó que cultivan este enervante debido a la falta de oportunidades por parte del gobierno para sobrevivir y destacó “Son de las personas más marginadas del estado y del país. Ellos llevan un complejo de culpa porque cuando rallan el bulbo de la amapola al contacto con el aire se vuelve negro. Toda la gente trae las manos negras e inclusive se les caen las uñas. Pero son campesinos que siembran amapola, no narcotraficantes”. Monseñor asegura que los grupos armados han sustituido a la autoridad en algunas comunidades. “La otra realidad de la que nos tenemos que dar cuenta es que donde controlan los grupos, vamos a decir de narcotraficantes, es donde se está más tranquilo, más seguro”, señala.
La Voz de Michoacán
