Astrid del Ángel / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán.- Los morelianos se entregan sin remedio a la cantante Natalia Lafourcade, el Palacio del Arte retumba con los gritos de los miles de las seguidores que corean los temas nuevos y no tan nuevos de la compositora que lleva a los espectadores por un recorrido desde antes de “En el 2000” y “Hasta la raíz”. Los temas de su más reciente producción discográfica fueron los elegidos para abrir el concierto, que desde las primeras notas hace vibrar el recinto, “Pienso que cada instante sobrevivido al caminar / y cada segundo de incertidumbre, /cada momento de no saber, son la clave exacta / de ese tejido que ando cargando bajo la piel, / así te protejo; aquí sigues dentro… Yo te llevo dentro, hasta la raíz”, cantan hombres, mujeres, veinteañeros, treintañeros, todos embelesados por aquella pequeña mujer de intensa y original voz. Un paso rápido por el homenaje que realizó al músico Agustín Lara, Mujer divina, en el 2012. ¡Natalia, Natalia, Natalia!— grita el público. — Gracias, que lindos. —responde ella. Con “Casa” y “Amarte duele”, todos cantan; la canción de “Un pato” levanta de sus asientos a quienes se habían resistido, una mamá graba a su hija de unos 5 años de edad mientras baila toda la canción frente al celular. “Eres mi lugar favorito” en este mundo hace que la menuda cantante acabe recostada en el suelo del escenario, los gritos a todo pulmón hacen que en cada canción se entregue más a la audiencia y no sólo les dé Un poquito de su amor. “Aventurera” llega con un arreglo muy particular, que pone a bailar a todos, para dar paso a “Ella es bonita”, cantada al unísono por cientos de voces; Natalia baila, da vueltas y brinca en el templete, ya sin los tacones negros con los que salió el principio del concierto y completaban el sobrio atuendo de pantalón obscuro y blusa sin tirantes de rayas negras y blancas. Aprovecha para presentar a su banda integrada por bajo, Uriel Herrera en la batería, José Ángel Lugo “Chepo” en las percusiones, Alfonso en el bajo, “Champi” en los sintetizadores y Gustavo Guerrero en la guitarra, coros y dirección. Tras presentar a su banda, la solista recibió una gran ovación para ella, que toma como su despedida y baja del escenario. Luego de una larga espera gritos de ¡otra, otra, otra!, chiflidos y abucheos, los músicos regresan al escenario. Para qué sufrir hizo que el auditorio se balanceara lentamente de un lado a otro y que las parejas se acercaran un poquito más. Y como regalo especial, canta “Ya no vivo por vivir”, el tema que canta a dueto en uno de los últimos proyectos del cantautor Juan Gabriel, —Apague su cámara por favor— dice a media canción, porque antes pidió que no la grabaran, ya que a penas “es un experimento”, aún no lo ensayan formalmente, confiesa. Sin embargo, la interpretación resulta perfecta y el público lo reconoce con más aplausos y más gritos. Para cerrar, Natalia se sienta frente al teclado y con su imagen a contraluz ofreció “No más llorar”: “Cuando amanece saludo al sol / Saludo al tiempo y saludo al viento / Tengo que aceptar donde camino / Y no recordar que te encuentras lejos”, otro de los títulos del disco Hasta la raíz, producción ganadora de un Grammy anglo y cinco premios Grammy latinos. Natalia Lafourcade no regaló manzanas de felicidad, pero sí una noche mágica con tintes de melancolía, amor, pasión, despecho y mucha alegría, en un programa de dos horas de duración. Una muestra de la manera en que ha evolucionado personal y musicalmente, desde Un pato hasta sus composiciones más recientes que exhiben sus experiencias más dolorosas y su introspección en el ser de una mujer, de 32 años, que disfruta la vida, con el dolor, pero también el goce que ello conlleva.