Filadelfia. — El jefe de la arquidiócesis de Filadelfia descartó la posibilidad asomada por el papa Francisco para que los católicos que hayan vuelto a contraer nupcias civiles puedan recibir la comunión, afirmando que en tal caso deben abstenerse de tener relaciones sexuales y vivir "como hermano y hermana". El arzobispo Charles Chaput, conocido por su énfasis en la obediencia a la doctrina católica, publicó una nueva serie de normas pastorales para clérigos y otros líderes en la arquidiócesis que entraron en vigencia el primero de julio. Las directrices se asemejan a la doctrina esgrimida por el papa Juan Pablo II. El documento también dice que los católicos que tienen una pareja de su mismo sexo deben abstenerse de tener relaciones sexuales y no se les debe permitir puestos de responsabilidad en la iglesia para evitar "confusión moral en la comunidad". Las normas están publicadas en el sitio de internet de la arquidiócesis. Chaput afirma que las instrucciones surgieron a partir de un extenso documento relacionado con la vida familiar que el papa Francisco difundió en abril. Ese documento, titulado Amoris Laetitia ("La alegría del amor"), abre la puerta a los católicos divorciados y vueltos a casar. "Vivir como hermano y hermana es necesario para los divorciados que hayan contraído nupcias civiles, para que puedan recibir la reconciliación en el Sacramento de la Penitencia, que entonces puede abrir el sendero de la Eucaristía", dicen las nuevas normas. Las reglas de la Iglesia estipulan que a menos que las personas divorciadas que se hayan vuelto a casar reciban una anulación — un documento eclesiástico que declara nulo el primer matrimonio — están cometiendo adulterio y, por lo tanto, no pueden recibir el sacramento de la comunión. Francisco no permitió la comunión para las personas divorciadas que se volvían a casar, como muchos sectores progresistas anhelaban. Pero en el documento emitido en abril, recomendó que obispos y sacerdotes lo permitan, al estudiar cada caso en particular, una decisión histórica en la práctica católica. Juan Pablo II, en su documento sobre la familia emitido en 1982, propuso la coexistencia como hermano y hermana para personas divorciadas que se volvieron a casar por lo civil, como la única manera en que puedan recibir el sacramento de la comunión. En la versión de ese documento que hizo Francisco, que conservadores como Chaput han denunciado como causante de confusión, Francisco dejó en claro que la propuesta de Juan Pablo simplemente no era realista y podría ser nociva para la harmonía familiar.