Francia.- Simpatizantes de Francia y Portugal procedentes de todas partes, incluyendo el Pacífico del sur, se congregaron el domingo en el Stade de France o en las calles de París para disfrutar de la final de la Eurocopa. Los hinchas pasaron el rato en las horas previas, en medio de un estricto dispositivo de seguridad en una ciudad que sigue bajo alerta máximo tras los atentados terroristas del 13 de noviembre, perpetrados por extremistas islámicos, que dejaron 130 muertos y centenares de heridos. Esa noche sangrienta comenzó cuando tres atacantes suicidas estallaron bombas en el exterior del Stade de France. Horas antes del silbatazo inicial, una larga hilera de furgonetas de la policía estaban aparcadas cerca de la avenida colindante a la estación del metro, y agentes con armaduras vigilaban el perímetro del estadio. Mathias Vicherat, el jefe de gabinete de la alcaldía de París, informó que 1.900 agentes de policía y gendarmes patrullarán la zona para fanáticos cerca de la torre Eiffel. El jefe de la policía, Michel Cadot, dijo que 3.400 agentes estarán en los alrededores de los Campos Elíseos, donde se esperan que los fanáticos se congreguen tras el partido. Jean-Paul Ausu contó que vino procedente de Nueva Caledonia, el territorio francés en el Pacífico Sur, una travesía aérea de 22.000 kilómetros (13,6 millas) para presenciar el torneo en Francia. Pero no estaba seguro que iba a poder ver el partido en persona. "Hemos intentado conseguir entradas, pero ha sido imposible", dijo Ausu. La pareja portuguesa de Mickael y Anna Polo-Carvalho completó un viaje más corto: al conducir en auto unos cientos de kilómetros desde su casa en Suiza. "Conseguimos entradas a las últimas, así que decidimos dejar a los hijos con sus abuelos y venir acá. Todo ha salido bien", indicó Anna Polo-Carvalho. "Al llegar, fuimos a la torre Eiffel y los Campos Elíseos y empezamos a prepararnos psicológicamente para el partido. Ya veremos quién gana, pero confiamos que sea Portugal. Esta noche, nos subimos al auto de vuelta a casa para poder llegar a trabajar a las nueve". Antes de la final, Laura Bounineau sabía que saldría ganando sin importar el resultado. "Mi padre es francés, mi madre portuguesa, así que aliento a ambos países y estoy orgullosa", dijo. "No es problema, quedaré feliz no importa lo que pase".
La Voz de Michoacán
