Barbara Ortutay/AP Nuevo York.- Es fácil entender el atractivo de "Pokémon Go". En lo que ha sido un verano por lo demás deprimente, con noticias de tiroteos y otros problemas mundiales, el juego apareció de la nada para ofrecer un escape, sin apartar a sus jugadores completamente del mundo real. Comencé a jugarlo por el mismo motivo el que devoré los libros de Harry Potter, cuidé vaquitas virtuales en "FarmVille" y sufrí los tres libros de "50 sombras de Grey"... y una de las películas. Fue pura curiosidad intelectual sobre un fenómeno cultural popular que implica deambular por sitios reales para recolectar bolas virtuales blanco y rojo para lanzárselas a monstruos en la pantalla. Dicho de otra manera, todos los demás lo estaban haciendo. Aunque no ha sido tan fácil jugar, no puedo parar de hacerlo. No me gustan los tutoriales ni las guías. Yo necesito que me den un aparato o aplicación y trabajar con ella. Alguien me tuvo que explicar que te transportas a un Pokemundo virtual cuando hay monstruos digitales llamados Pokémones cerca. Hasta entonces uno ve el mundo a través de un mapa digital similar al de Google o Apple. Se puede caminar por ahí buscando "Pokebolas" en las "Pokeparadas", que se encuentran en sitios destacados en el juego pero que en la vida real no llamarían mucho la atención, como la vieja puerta de una iglesia. El juego se convierte en una guía virtual y me obliga a notar pequeños lugares en mi ruta diaria, algunos de los cuales no me importó ver hasta ahora, posiblemente porque tenía los ojos pegados a la pantalla del celular. Sin Pokémon quizá no habría notado un mural cerca de mi casa dedicado al miembro fundador de Wu-Tang Clan, Ol' Dirty Bastard, quien falleció hace 12 años. El juego se pone intenso cuando los Pokémones — esos monstruos tiernos y a veces enojados que tienen poderes mágicos— aparecen en el vecindario. El tiempo se congela y me transporto al Mundo Pokémon, donde ignoro todo lo que está a mi alrededor tratando de capturarlos arrojándoles Pokebolas. He chocado con la gente, otros se han torcido un tobillo o han tenido accidentes en auto. En el lado bueno "Pokémon Go" me ha llevado a tener conversaciones espontáneas con otros jugadores y curiosos sobre el fenómeno. Estas son personas a las que habría ignorado mientras enviaba un mensaje de texto o jugaba el solitario "Candy Crush". Ya que está basado en sitios reales, "Pokémon" impulsa la interacción en vez de aislar a la gente. Al haber llegado al nivel 5 soy parte de un equipo, y elegí Instinto en vez de Místico o Valor. Con el Instinto no tienes que pensar demasiado las cosas; mi mejor amigo se unió a Místico y dijo que nuestra amistad se había acabado. Ahora puedo visitar "gimnasios" para intercambiar criaturas y pelear con los Pokémones capturados por otros jugadores. Sin embargo, no he tenido el valor de entrar a un Pokegimnasio, algo muy parecido a lo que me ha pasado últimamente en la vida real. Mi novio afirma que necesito ir al gimnasio para entrenar... OK. Por lo que he escuchado los gimnasios para Pokémones pueden ser puntos para convivir, pues personas desconocidas se reúnen en locaciones reales, a veces demasiado reales: el museo memorial del antiguo campo de concentración de Auschwitz ha prohibido que se juegue en sus instalaciones. El juego vuelve vez más complejo a medida que uno avanza y no sé cuánto tiempo seguiré si continúa así. Pero pese a que soy una madre de familia trabajadora muy atareada, me gusta que no tengo que tomar tiempo extra de mi día para jugar. Puedo perseguir Pokémones mientras camino con el cochecito de mi bebé por el barrio, cuando voy al supermercado o salgo con el bebé al parque. No me interesa pelear con otros, no quiero que mis lindos monstruitos evolucionen hasta convertirse en seres grandes y aterradores, casi de la misma manera aprensiva que me siento sobre la evolución de mi bebé hasta convertirse en adolescente. Por ahora me estoy divirtiendo muchísimo coleccionando toda una variedad de criaturas extrañas, junto con 185 Pokebolas, tres sets de incienso para atraer Pokémones, y pociones y medicinas que todavía no entiendo para qué son, pero que sé que funcionarán en algún momento. Me gusta poder distraerme un poco de los tiroteos de la policía, la masacre en el club gay de Florida, los horribles ataques contra civiles en Francia, el intento de golpe de estado en Turquía, el virus de Zika que transmiten los mosquitos y causa daños cerebrales a los bebés en el vientre de sus madres, una temporada electoral divisiva en Estados Unidos y la muerte de mi primo a los 42 años, tres semanas después de que se enterara de que tenía cáncer. Ya no voy a seguir, si no los voy a deprimir a todos. "Pokémon Go" es un éxito sorprendente entre muchas personas que como yo no saben nada de esta enorme franquicia japonesa de juegos, juguetes, caricaturas y comics. Los personajes son para niños, pero los adultos los usan para aligerar el mundo un poco. Capturar un Pokémon da una alegre sensación de realización cuando todo lo demás parece demasiado difícil.