Monterrey.- La industria cinematográfica cubana vive un resurgimiento, particularmente a través de cineastas independientes surgidos a raíz de la crisis que provocaron las caídas del Muro de Berlín y del bloque comunista, señaló el actor y director, Jorge Perugorría. Previo a recibir el “Homenaje Internacional a la Trayectoria Artística” en el Festival Internacional de Cine (FIC) de Monterrey 2016, el documentalista cubano expresó que la era digital ha permitido abaratar costos en la elaboración de películas. En conferencia de prensa, dijo que ahora se pueden realizar más producciones con las que se puede participar en festivales internacionales y buscar financiamientos fuera de la isla, al margen de los tradicionales apoyos gubernamentales. “Fundamentalmente, el nuevo cine, el cine cubano que formó parte de este movimiento, tuvo más fuerza a partir de los años 60”, expresó el también pintor y escultor. “La experiencia particular de Cuba se puede dividir en dos periodos, en los años 60, 70 y 80 en Cuba había una industria cinematográfica creciente”, detalló. Agregó: “Por la cantidad de gente que se interesó en el cine, empezaron nuevos realizadores, generalmente se formaba el mundo del documental y después llegaba la ficción y, en esa época, hasta finales de los 90, se producían entre 10 y 12 filmes al año con mucha fuerza”. “Después hubo un giro fundamental, que ocurrió con la caída del Muro de Berlín; toda la relación económica de Cuba era con el campo socialista, y de estar haciendo de 10 a 12 películas al año, se empezó a hacer una, quizá dos; prácticamente el país empezó en un periodo que se le conoce como ‘especial'”, expuso. “Era muy difícil, había una crisis económica muy dura y una de la cosas que primeramente se sacrifica es la cultura”, manifestó quien fuera protagonista de “Fresa y Chocolate”, película que lo lanzó a la fama en 1993. “El gobierno se esforzó para llevar adelante el proyecto cultural, y como manera de sobrevivir a la crisis empezó a establecer el tema de las coproducciones y a brindar servicio a otras cinematografías, especialmente de España, Francia y Canadá, y con ese dinero de los servicios que brindaba el cine cubano se empezó a mantener un poco”, explicó. “Se empezaron a hacer tres, cuatro películas, y el número ha seguido aumentando lentamente; el otro cambio fundamental, fue el digital, que empieza a abaratar presupuestos y se empieza a producir más con menos”, agregó.