Alejandro Serrano/ La Voz de Michoacán. Panindícuaro, Michoacán.- Las cenizas del sacerdote José Alfredo López Guillén, quien fuera párroco de Janamuato, llegaron ya a su tierra natal donde fueron recibidas entre lágrimas y numerosas muestras de cariño. Su urna fue abrazada por toda la gente. Después de que ayer lunes celebrarán la misa en su honor en la Parroquia que dirigió: La de la Santísima Trinidad (en Janamuato), donde tenía a su cargo al menos cuatro comunidades, los restos del padre López Guillen viajaron precisamente hasta su hogar. En su casa, que está ubicada en la calle Alfredo Elizondo, en el centro de esta población, una gran cantidad de personas estaba reunida, todos hicieron alabanzas y oraciones para pedir por el alma del presbítero. Los feligreses se acercaban a la mesa donde fue puesta la urna y la tocaban, la besaban y otra vez el llanto por no tener vivo al hombre, al guía, al amigo, al hermano y al hijo que fue.