Magali Montes/ Colaboradora La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán.- “Quiero que mis esculturas expongan lo orgullosa que estoy de ser mexicana igual que todas las mujeres de este país. Por eso en mi obra imprimo fuerza, vitalidad y belleza. En mi exposición nunca vas a encontrar a una mujer agachada, sumisa ni humillada solamente altivas, orgullosas y con mucho porte. Así veo a las mujeres que trabajamos muy duro y tenemos mucha fortaleza, inteligencia y que siempre vamos hacia adelante”, explica la escultora Rebeca Chávez. En su actual exposición “Femineidad” que se exhibe en el Palacio de Clavijero hasta el mes de octubre, un total de 32 piezas invitan a reflexionar sobre las características que posee la mujer. Cada trabajo es meticulosamente elaborado: rostros expresivos y hermosos, vestimenta propia para lo que hacen y viven, delicadas manos a pesar de sus arduas labores. “Femineidad” es la muestra retrospectiva de una persona que desde pequeña tiene una vocación definida: el arte. Proviene de una familia con 8 hermanos en el Distrito Federal, su padre Ingeniero Civil descubrió en Rebeca, desde la niñez, la habilidad para dibujar figura humana y asumió ser su primer maestro por lo que la orientó y apoyó. Paralelo a sus estudios de secundaria la inscribieron en una escuela de iniciación artística donde dominó la técnica apropiada para usar el volumen, de tal forma que al ingresar al nivel profesional pulió y aplicó todo lo aprendido. “Cuando llego el momento de entrar a La Esmeralda del Instituto Nacional de Bellas Artes yo ya dominaba perfectamente los claro obscuros y la figura humana, sobre todo los retratos”, comenta. Cuenta ahora con más de veinticinco exposiciones colectivas, 15 de ellas con reconocimientos. Es amable, de mirada profunda propia de su madurez y tiene una amena charla que nos permite descubrir la forma en que vive en todos sus aspectos como artista, docente y madre. “Soy una mujer con mucha decisión, lo que se me pasa por la cabeza ya lo estoy haciendo. A veces no lo mido”, asegura convencida para terminar con una sonrisa que ilumina su cara. “Una vez me invitaron a Nueva York y maneje desde México hasta allá. Me agrada vivir la vida intensamente y a veces también me sorprendo al pensar “voy a hacer esto” y lo logro, entonces, me pregunto ¿cómo lo logré?” La determinación que la caracteriza la hizo en 1979 acreedora de una beca por el Gobierno de Italia para perfeccionarse en el dominio de la escultura en la Academia de Bellas Artes de Florencia y especialización en la técnica de mármol en la Academia de Bellas Artes de Carrara. Al regresar a México motivada por aprender a tallar la madera ingresó a la escuela de posgrado de la Academia de San Carlos donde estudió un año. Sus esculturas se han expuesto en Los Ángeles, San Francisco, Italia, Florencia, Canadá y Nueva York, en este último lugar también impartió cursos. Al platicar sobre su proceso creador sus gestos cambian y manifiesta una profunda introspección como si se mirara por dentro mientras me dice como cada detalle es rigurosamente planeado y elaborado hasta que logra concretar lo que desea.
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