Etelberto Cruz Loeza Pensé continuar mis colaboraciones sobre el tema de la reforma educativa, mas la columna DÍA CON DÍA, de Héctor Aguilar Camín, publicada en MILENIO diario, en su edición del 3 del presente, atrajo mi atención y me generó algunas reflexiones. Cito: La “erosión”, llama Jesús Silva Herzog Márquez (Reforma, el lunes) al proceso mediante el cual los partidos políticos de la democracia mexicana, que se suponen adversarios entre sí, se coaligan para capturar instituciones que en principio fueron creadas para controlarlos. Silva Herzog fecha el principio de “la erosión” en el descabezamiento del Instituto Federal Electoral, llevada a cabo por todos los partidos, reforma constitucional incluida, porque a ninguno le gustó el resultado de las elecciones de 2006. La izquierda, porque creyó que había ganado. El PAN en el gobierno, porque sintió que no reconocieron su triunfo a tiempo. Y el PRI, porque su terrible derrota sabía menos amarga si había sido en una elección irregular. Se rompió entonces un umbral que no ha vuelto a restaurarse. Los partidos han ejercido desde entonces una implacable lógica de cuotas en prácticamente todos los nombramientos de entes autónomos que tiene el país. Hasta la mayor distinción que ese poder otorga, la medalla Belisario Domínguez, se entrega cada año a uno de los tres partidos mayores. Un año lo decide el PRD, otro, el PAN, otro el PRI. Morena reclamará su turno el año entrante. Creo que Silva Herzog escoge una buena fecha del aceleramiento de la erosión de las instituciones bajo la lógica corporativa de nuestra democracia. Pero quizá la piedra de toque de todas las capturas fue el mecanismo establecido por el gobierno de Fox, a partir del 2001, de calmar a sus oposiciones en el Congreso mediante el reparto por bancadas del presupuesto federal, fuente de ingreso cuasi única de todos los gobiernos de la República. Se estableció ahí la lógica de cuotas que se extendería luego a otros ámbitos. El reparto corporativo del presupuesto mostró a los partidos, que se estrenaban en la democracia, un camino de negociación donde todos ganan, todos tienen una tajada en el dinero y en la captura de las instituciones, en particular las instituciones autónomas que deben normarlos a ellos y contener a sus gobiernos. Más que competencia y oposición política, cuya naturaleza es el debate público, nuestra democracia parió un estilo de negociación corporativa, cuyo mandamiento último ha resumido María Amparo Casar: “Tapaos los unos a los otros”. (sic) Mis reflexiones: Es la aplicación de la Teoría de Juegos: Todos ganan. 1ª. Hasta el 1° de diciembre de 2000 – año de la ruptura del viejo régimen hegemónico del PRI en la titularidad del poder Ejecutivo -, los partidos de la oposición, comentaristas, analistas e investigadores de las cosas de la administración pública, señalaban que el Ejecutivo – el Gran Tlatoani – mandaba vertical, autoritariamente sobre los otros 2 poderes, sobre todo. A partir de la alternancia político partidista – 2000 y 2006, todos festejaron el fin de la hegemonía priísta, ¡hasta celebraron su sepelio! Mas, irónica, paradójica y hasta contradictoriamente fueron los partidos de la oposición al llegar al poder – el PAN, con Fox y Calderón Hinojosa, y en los estados – los que entronizaron la hegemonía del Presidencialismo, pero con otro viejo vestido: institucionalizaron el mecanismo de compra de votos y voluntades. Fox como extraordinario vendedor-negociador ofreció a sus partidos oponentes dinero a cambio de respaldo y reinstaló la hegemonía del poder Ejecutivo: hizo, e hicieron, lo que quisieron, pero guardando las formas, repartiendo-recibiendo dinero. Reinstalaron la eterna herramienta de la política: la compra de voluntades. 2° Era lo mismo, pero ahora con otro color y matiz partidista: el mismo verticalismo, pero ahora se le llamó pluralidad ideológica y diversidad partidista=democracia partidista, pero salía mucha más cara pues tenía=debía triangular u ofrecer=pagar más y a más protagonistas políticos. 3° Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) obtuvo=compró al PAN el reconocimiento de su triunfo electoral cediendo posiciones de poder político – gubernaturas ( Guanajuato y Baja California) y varias presidencias municipales. Procedió igualmente con el ahora PRD: cedió la elección del jefe de gobierno de la ahora ciudad de México, dejando el espacio a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y algunas gubernaturas, que con Ernesto Zedillo y su Sana Distancia se institucionalizó y floreció la democracia: cediendo espacios políticos. 4° Aquí, en Michoacán, a partir de 1989 y procesos electorales posteriores, como resultado de las elecciones constitucionales estatales locales se manifestaron virulentas efervescencias político social por insatisfacciones y, literalmente, se entregaban H. Ayuntamientos con tal de que no hubiera disturbios socio-políticos. Hubo muchos muertos – con autores=delincuentes desconocidos por la turbamulta y dramas y tragedias -. ¿A quién le importaron? Todo fue por una tranquilidad ficticia, sentándose precedentes=jurisprudencias en usos y costumbres. Los tiempos, las administraciones pasan y continúan con ese modelo de la Teoría de Juegos y en aras de la gobernabilidad se entregan a partidos políticos áreas de la administración, convirtiéndose en espacios inamovibles de propiedad partidista. 5° Pero en ese pasado recordado se negociaba sobre posiciones políticas de poder, vía electoral, no instituciones sustantivas para nuestra creciente y perfectible democracia. Con esta modalidad en nuestra democracia de compra-venta-negociación se manifestó un retroceso y la justicia con la alta burocracia se partidizó. 6° El escenario se agrava aún más con la atomización de la concentración del voto=voluntad del ciudadano: desde las elecciones constitucionales del 2000, 2006 y 2012 están llegando al poder tanto de la titularidad del poder Ejecutivo Federal – y estatal – las minorías más grandes. Lo mismo se replica en los estados y en las representaciones populares. A esto los técnicos y políticos de gabinete le llaman Gobernar con Minorías. 7°. Ahora, no hay mayoría natural, son todas minorías y se debe pagar más para acordar para que el país avance y haya gobernabilidad=gobernanza, dicen como justificación a la incompetencia e incapacidad de resolver en la vía del estado de derecho y de la justicia. Es un hecho cierto que nuestras instituciones, particularmente las sustantivas, se han partidizado y por usos y costumbres se respetan como espacios de poder partidista. ¿Esta partidización-erosión de las instituciones sustantivas para nuestro sistema político-electoral es bueno o es malo? Campoamor lo afirmó: Todo es según el cristal con que se mira. La sociedad avanza, pero ¿es la dirección acertada, con el ritmo y los mejores resultados? ¿Cómo Estado=sociedad estaríamos mejor si se hubiera procedido como lo indicaba el Estado de Derecho y la ley o fue el mal menor el que se hubiera negociado y posibilitara pasar lo que sucedió y ha seguido pasando? ¿Soluciones? A.-Que el presidente electo lo sea por la mitad más uno y en el H. Congreso de la Unión, suceda la mismo o que la mayoría construida sea con partidos coincidentes en visiones=percepciones no con los opuesto, contrarios y hasta contradictorios. No necesitaría negociar para gobernar-gobernabilidad-gobernanza. Probable. B.-Que el presidente de la República electo haga de la política instrumento de construcción de coincidencias, no de negociación-compra de voluntades y conduzca propuestas de reforma de instituciones. Poquísimo probable. C. Cambio por la vía electoral, de abajo hacia arriba, partiendo del H. Congreso de la Unión - y congresos locales -. Mínimamente probable y posible.