Roma.- Tres monumentos destruidos o severamente dañados por el yihadista Estado Islámico (EI) en Siria e Irak han “vuelto a la vida” a escala real gracias a la reconstrucción de especialistas italianos y podrán ser admirados en el Coliseo de Roma. El Toro Androcéfalo del Palacio Noroeste de Nimrud (Irak), destruido por la furia iconoclasta del EI; la Sala del Archivo de Ebla (Siria), que custodiaba 17 mil tablas cuneiformes y hoy en estado de abandono, y el techo del Templo de Bel en Palmira (Siria), del que quedan sólo fragmentos, son las obras reconstruidas a escala 1:1. Los tres monumentos forman parte de la muestra “Renacer de las destrucciones”, que con patrocinio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) fue inaugurada este jueves por el presidente italiano Sergio Mattarella. La muestra, montada en una ala del interior del Coliseo, estará abierta al público a partir de mañana viernes hasta el 11 de diciembre próximo. “Estas tres importantes piezas destruidas o dañadas por la guerra y la furia iconoclasta en el cercano Oriente se levantan nuevamente ante los millones de visitantes del Coliseo”, dijo Francesco Rutelli, exalcalde de Roma y exministro de la Cultura, uno de los curadores de la muestra. Explicó que el objetivo es sensibilizar al público internacional sobre la importancia de la salvaguarda de los tesoros de la humanidad y favorecer el debate sobre la reconstrucción. La muestra incluye dos relieves en mármol de una mujer y un hombre, originarios de Palmira, que fueron salvajemente dañados a martillazos por militantes del grupo yihadista. Tras la conclusión de la muestra esas piezas quedarán bajo custodia del Ministerio italiano de Bienes Culturales para ser restauradas y después restituidas al Museo Nacional de Damasco, confirmó Rutelli. De la exhibición también forma parte una video instalación realizada por el despacho italiano Studio Azzurro, que permite al espectador sumergirse en los lugares de donde son originarias las piezas reconstruidas. Durante la presentación de la exposición a los medios, el ministro de Exteriores, Paolo Gentiloni resaltó la necesidad de preservar “el patrimonio arqueológico, cultural y los símbolos de la civilización antigua” y destacó la importancia del proyecto no sólo desde el punto de vista tecnológico, sino también político y diplomático. En el diseño de la muestra también participó el arqueólogo Paolo Matthiae, quien en 1964 encabezó la expedición que sacó a la luz las maravillas de Ebla. El recorrido de la exposición se abre con el Toro Androcéfalo de Nimrud (la primera capital del imperio asirio), destruido en la primavera de 2015, cuando el EI abatió con explosivos el sector de la corte y de la sala del trono del Palacio de Assurnasirpal II. El monumento de casi cinco metros de altura era un elemento decorativo de la fachada externa de la sala del trono y originalmente tenía el objetivo de ahuyentar a las fuerzas enemigas. Para obtener copias extremadamente fieles a la originales tanto del Toro de Nimrud como del techo del Templo de Bel fue usada la técnica de impresión en 3D, antecedida por un cuidadoso estudio de dibujos y fotografías de los monumentos destruidos. Posteriormente, los modelos obtenidos fueron recubiertos con sustancias plásticas mezcladas con polvo de piedra lo más similar posible a la original de los monumentos. La Sala del Archivo de Ebla, en cambio, fue reproducida creando un modelo en poliestirol, usado después para la creación de la copia en vidrioresina. “Fue necesaria una profunda investigación para llegar a estos resultados de perfección”, declaró la historiadora de arte Cristina Acidini. Por su parte, Emmanuele Emanuele, presidente de la Fundación Terzo Pilastro, que financió los trabajos, dijo que el objetivo final es reconstruir los monumentos en los lugares en los que fueron destruidos, obviamente una vez que las condiciones lo permitan.