Morelia, Michoacán.- La Mulata, pila que retiene parte de la historia, esa que se sabe a cuentagotas, nos abre la oportunidad de buscar qué hay detrás del asesinato que la bautizara, o de del comercio que por tanto tiempo dio cita a las primeras personas que habitaban cerca de ella. Así como la ciudad de Morelia tiene lugares llenos de memorias, La Mulata aún retiene a forma de susurro su historia por contar. La ciudad de la Cantera Rosada posee diversos atractivos, pero existe una particularidad, el primer cuadro del Centro Histórico está lleno de fuentes que le dan un toque especial; una de ellas es la pila de “La Mulata”, ubicada en la calle Héroes de Nacozari, esquina con la Cinco de Febrero de esta capital. Fue inaugurada hacia 1873, con el propósito de abastecer de agua al barrio de San José, conocida como la fuente de la Mulata de Córdoba, nombre que según los datos históricos que existe de ella, se tomó de un tendejón cercano a ella. Sin embargo, doña Clarita, vecina del lugar, nos cuenta que de voz en voz, que el nombre de aquella fuente se dio tras el asesinato de una mujer hermosa de piel morena a la que le decían La Mulata, quien mientras bebía agua fue asesinada por una joven muchacha que le tenía envidia, es importante mencionar que esta información también la reafirma el historiador Ricardo Aguilera Soria en su texto “Rosa de los vientos; Vida cotidiana, el Centro Histórico de Morelia”, el cual está publicado en el boletín del archivo histórico. Desde su inauguración, hasta por allá de los años 30´s, La Mulata se “adornaba” entre olores a pan recién horneado, entre el que se distinguía el olor a las conchas, los cuernitos humeantes y esponjosos así como los crujientes polvorones, ese olor era uno de las típicas aromas que inundaban las calles que rodean la fuentesita. Nos cuenta doña Clarita, que vivió cerca de aquella zona, que la fuente fue punto clave para el comercio. Sobre la calle se vendía todo tipo de víveres, desde la carne fresca como chorizo, carne de res, pollo y pescado que traían en canastas las personas que vivían cerca del lago de Cuitzeo; hasta la frutería donde los marchantes podían escoger entre las frutas de temporada, las verduras recién cortadas para el caldo de pollo entre otros alimentos. Para las personas de los ranchos, lo ideal era venir a comprar las pacas de rastrojo para los animales, el alimento para los puercos y pollos, además de las herramientas para arar la tierra. Para más información consulta la edición impresa de La Voz de Michoacán del 9 de octubre de 2016.