Guadalajara.- Vicente Leñero (1933-2014), además de haber sido un gran periodista, novelista, dramaturgo e ingeniero civil, fue uno de los personajes más destacados de la literatura mexicana del siglo XX, aseguraron anoche los escritores Julio Patán y Carlos Puig. Durante una charla que ofrecieron en el marco de las actividades de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, ambos autores recordaron la vida y obra de autor tapatío. Los ponentes hicieron énfasis en la potencia narrativa del también periodista, vista desde dos dimensiones específicas. “Vicente nos decía: la objetividad es como la santidad, Carlos, uno sabe que no la va a alcanzar, pero le tiene que chingar. No hagamos periodismo pensándole: ve, observa, redacta y cuenta lo que viste. Todo lo escrito aquí tiene un respaldo documental'”, dijo Puig. Patán, por su parte, habló de sus primeros acercamientos a la obra de Leñero a partir de tres libros: “Asesinato”, que narra el doble crimen legendario de un político mexicano. Es decir, dijo, el autor toma una nota periodística y construye una novela. Enseguida, “Los Periodistas”, que es una crónica novelada sobre el “golpe de Estado” al periódico Excélsior, donde Vicente narra como testigo en primer plano. Y por último, “Los Albañiles”, cuya narrativa está construida a partir de la experiencia del autor como ingeniero civil. Patán reconoció que una de las herramientas principales de la narrativa de Leñero es hablar desde la capacidad de decir: “Yo estuve ahí, te lo cuento y tú me crees”. Puig, en cambio, refirió que aunque nunca se le reconoció tanto su trabajo, quizás porque no tenía una retórica de gran creador, en la escritura de Leñero hay pocas cosas azarosas, es decir, su oficio literario conserva un perfil matemático, de ingeniero. “Además, Vicente pensaba por adelantado debido a que era un gran lector. Leñero era naturalidad, era lo que quería ser. Trabajaba todos los días, porque él sentía que no era buen escritor, hizo periodismo porque pensaba que eso le iba a enseñar a escribir”, indicó. Ambos autores recordaron que para Leñero lo fundamental era trabajar, porque tenía la certeza de que sólo así se puede forjar el oficio de escritor.