Ciudad de México.- La imagen y el discurso de Andrés Manuel López Obrador, actual presidente de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), han cambiado en comparación de hace 10 años, cuando se lanzó por primera vez como candidato presidencial por las izquierdas. El tabasqueño ha aplacado el “gallito” en todos los sentidos, no solo ha cambiado a una imagen más estilizada (bajó de peso y se aplacó el cabello), también ha dirigido un discurso menos agresivo contra sus adversarios políticos. Después de perder sus primeras elecciones presidenciales en 2006, en la memoria colectiva quedó aquella gran frase de López Obrador: “Al diablo con sus instituciones”. En su discurso del 5 de septiembre, después de los comicios, envió ese mensaje a sus adversarios con la firme decisión de seguir en la batalla. Tras un intento más por llegar en 2012 a la Presidencia de la República, mismo que no pudo concretarse, López Obrador decidió crear el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) como un instituto político que compita en las elecciones de 2018. Ahora, recibe financiamiento público a través del Instituto Nacional Electoral (INE) y tiene una estrategia política y electoral para ese fin específico. En mayo de 2014, el apodado con el mote de “El Peje”, dijo públicamente que si Morena gana las elecciones de 2018, encarcelaría a todos los corruptos del país, entre ellos mencionó al actual presidente de México, Enrique Peña Nieto. Sin embargo, en agosto de este año, el tabasqueño suavizó el discurso contra sus adversarios y prometió una amnistía anticipada para la mafia del poder. Bajo la frase “olvido no, perdón sí”, expuso que no habrá represalias ni venganzas contra nadie, si es que Morena gana las elecciones presidenciales de 2018. Incluso, ha reculado las severas críticas contra el presidente Enrique Peña Nieto, pues en 2013 sostuvo que no haría ningún trato con el gobierno mexicano ni el titular del Ejecutivo. No obstante, hoy en el programa “Despierta” con Carlos Loret de Mola, López Obrador aceptó que se pondría de lado del presidente Enrique Peña Nieto para defender al pueblo mexicano. “Si hubiese una amenaza a los intereses de los mexicanos, a los derechos de migrantes, sí; si la causa, ahí estaré, a lado de Peña Nieto y de quien fuese para defender al pueblo, a los migrantes”, declaró. Asimismo, hace unos meses el líder de Morena especulaba con una supuesta enfermedad de Peña Nieto, y ahora únicamente expone que está deprimido. A la par de su discurso político y mediático, López Obrador también ha cambiado su imagen. El famoso “gallito” que se le hacía en el cabello que era característico de su imagen, desapareció y ahora luce un peinado más estilizado. Antes de la operación a la que se sometió por un infarto en el corazón en diciembre de 2013, el tabasqueño lucía pasado de peso. En recientes actos públicos, se ve a un AMLO más delgado pues ha declarado que a raíz del infarto, ahora cuida más su salud, camina diario algunos kilómetros, cuida su alimentación, bajó el ritmo a los recorridos por el país y tiene un seguimiento médico constante.