Notimex / La Voz de Michoacán Ciudad del Vaticano, 13 Jun.- El Papa Francisco celebró hoy su primera misa en español desde que fue elegido líder máximo de la Iglesia católica y confesó que eso le hizo "muy bien", según refirió la Radio Vaticana. "Desde el 26 de febrero que no celebraba la misa en español", dijo el obispo de Roma ante el personal de las embajadas y consulados de Argentina en Italia y ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). "Me hizo mucho bien", confió durante el sermón de la ceremonia, que presidió en la capilla de su residencia vaticana, la Casa de Santa Marta. Jorge Mario Bergoglio, de nacionalidad argentina, reflexionó sobre el tema de la relación negativa con los demás y recordó que, según Jesús, "el que maldice merece el infierno". "Si en el corazón existe algo de negativo hacia el hermano, hay algo que no funciona y te debes convertir, tienes que cambiar", advirtió. Precisó que el enojo es un insulto contra el hermano que le da "en la línea de la muerte" y "lo asesina". Recordó que en la tradición latina existe una "creatividad maravillosa" para inventar apodos, y reconoció que cuando este apodo es amigable está bien, pero calificó como un problema cuando es la manifestación de un mecanismo del insulto, una forma de denigración del otro. "No existe necesidad de ir al psicólogo para saber que cuando uno denigra al otro es porque él mismo no puede crecer y tiene necesidad que el otro sea rebajado, para sentirse alguien", estableció. "Este es un mecanismo feo. Jesús, con toda simpleza dice: no hablen mal el uno del otro. No se denigren. No se descalifiquen. Porque en el fondo todos estamos transitando el mismo camino, todos vamos en ese camino que nos llevará al final", ponderó. Cuando uno no es capaz de dominar la lengua, se pierde, no por maldad, sino porque "somos débiles y pecadores", sostuvo. Indicó que esa es la razón por la cual es más fácil arreglar una situación con un insulto, con una calumnia o con una difamación que arreglarla por las buenas. "Quisiera pedir al Señor que nos dé a todos la gracia de tener más atención a la lengua, con lo que decimos a los demás. Es una penitencia pequeña, pero da buenos frutos", estableció.