Despiden a víctimas de explosión de pirotecnia en Puebla

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

Puebla, Puebla. El pequeño pueblo de San Isidro, Chilchotla, despidió con música de Juan Gabriel los restos de 14 de sus vecinos que murieron la noche del lunes en la explosión de una casa del mayordomo que también era utilizada como almacén de pirotecnia.

Las calles polvorientas de la comunidad, la iglesia, escuela y los restos de la casa siniestrada, vieron por última vez a los once niños y adultos que fueron reventados por la pirotecnia reservada para festejar al santo patrono el próximo 15 de mayo.

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Bajo la mirada de un par de sobrevivientes, con estragos en su rostro y cuerpo por la onda expansiva, los féretros de las víctimas fueron despedidos religiosamente en la iglesia de la localidad, pero siete de los once niños muertos, también le dijeron adiós a su escuela.

"Tú eres la tristeza ay de mis ojos / que lloran en silencio por tu amor / me miro en el espejo y veo mi rostro / el tiempo que he sufrido por tu adiós", se escuchaba al mariachi.

Cientos de personas, algunos calculaban en mil, acompañaron a las víctimas por todo su peregrinar que incluyó la casa donde explotó todo y abrió la puertas de la muerte.

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Pobladores de comunidades cercanas, bajaron de los cerros para acompañar a sus vecinos y, de paso, formar parte de la histórica tragedia que enlutó a esta región poblana.

Durante la noche del lunes, en la comunidad de San Isidro docenas de sus habitantes se trasladaban el santo patrono de la casa del mayordomo de las festividades del año anterior a la casa del nuevo anfitrión, cuando un cohetón fue a parar a un almacén de pirotecnia.

La explosión sobrevino y destruyó en su totalidad la vivienda donde se congregaban los fieles católicos del pequeño pueblo de calles de tierra, lo que dejó en el lugar nueve personas fallecidas y cinco más murieron en hospitales cercanos (cuatro en el hospital de Quimixtlán y uno más en el nosocomio de Guadalupe Victoria).

Los pobladores, quienes realizaban los preparativos para la fiesta patronal del 15 de mayo, trasladaron a los heridos en camionetas a distintos hospitales de la zona; en tanto las autoridades estatales enviaron apoyo.

Dos de los once niños fallecidos pertenecían al grupo de Danzantes de los Negritos, un baile tradicional que representa la matanza de una víbora, y por eso 20 de sus compañeros decidieron danzar en el pueblo y así recordarlos y rendirles tributo.

Los llantos jamás pararon, porque aunque digan que los mexicanos nos reírnos de la muerte, en realidad se le llora y mucho; y más cuando las víctimas inaugurarán el panteón del pueblo, cuyas autoridades solo así autorizaron en las faldas de una montaña.