Hamburgo. El presidente Donald Trump quedó al margen de la cumbre del G20... en la fotografía que se tomaron los asistentes. La ubicación de Trump en la orilla es un asunto de protocolo que se basa en la antigüedad de los mandatarios en sus cargos. Los lugares de honor al centro corresponden a los titulares de la llamada troika del G20: la anfitriona actual, la canciller alemana Angela Merkel, flanqueada por el anfitrión anterior, el presidente chino Xi Jinping, y el próximo, el mandatario Mauricio Macri, de Argentina. Trump quedó en uno de los extremos para la foto, entre el presidente indonesio Joko Wododo, y el mandatario francés Emmanuel Macron, quien fue elegido en mayo y tiene menos tiempo como gobernante que Trump. El magnate asumió en enero la presidencia de Estados Unidos. Esta vez no hubo empellones. En mayo, Trump puso su mano derecha sobre el brazo derecho del primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, para hacerlo a un lado e irse hasta adelante cuando los gobernantes de la OTAN se preparaban para tomarse la foto en grupo. Markovic dijo después que no tenía resentimientos por lo ocurrido, pero el incidente suscitó indignación en los Balcanes y se hizo viral en las redes sociales. Trump ocupó su lugar con calma en Hamburgo. Al menos quedó en la primera fila de la foto. Esa es su prerrogativa como jefe de Estado. Los primeros ministros _jefes de gobierno_ se ubican en la segunda fila. Y los invitados, como los titulares de organizaciones internacionales se ubican hasta atrás de los demás, independientemente de cuánta experiencia en cumbres o influencia internacional tengan. Esta vez, en la fila del fondo estuvieron la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde; el presidente del Consejo de Estabilidad Financiera, el canadiense Mark Carney, y el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el mexicano Migue Ángel Gurría.