Julio César Ceniceros/La Voz de Michoacán.( Imagen Samuel Herrera Jr) Emociones encontradas se vivieron anoche en Morelia ante la esperadísima visita de la banda Zoé a la ciudad. Mientras que unos brincoteaban felices haciendo fila por horas, afuera del Palacio del Arte otros tantos (sobre todo niñas) lloraban a grito abierto al saberse víctimas de estafadores que lograron colocar un considerable número de boletos falsos entre los fans morelianos, mismos que vendían en 500 pesos o más. Al tratar de ingresar, varios se llevaron la sorpresa de que, su boleto no pasaba la prueba de autenticidad (con luz ultravioleta y toda la cosa); adiós ahorros, adiós felicidad, adiós concierto y adiós Zoé. No quedaba de otra que llorar, y así lo hicieron muchos y muchas. Fue horrible ver caras sonrientes que de pronto palidecían cuando, tras una larga tarde haciendo fila, eran “regresados” de la entrada, a un paso de ingresar, porque su boleto no era auténtico. “Déjeme entrar por favor señor, le pago la entrada”, suplicaba una adolescente llorando y clamando ante la mirada compasiva triste e impotente de su madre quien, tras la valla, no pudo hacer nada para evitar el sufrimiento de su niña. El problema no era “la paga”, sino que las localidades se encontraban totalmente agotadas. Según la gente del acceso, no había manera de vender un boleto más, mucho menos de dejar entrar a alguien extra.