Promueven hábito de lectura

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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Francisco Javier Torres / La Voz de Michoacán.
La Gaceta Universitaria cumple dos años de circulación, y para conmemorarlo este día colaboradores y poetas invitados recorrieron los pasillos de Ciudad Universitaria leyendo narrativas en voz alta para buscar llamar la atención, así como un recorrido con carritos de paletas de los cuales se sacaban libros para regalar; a pesar de las dinámicas se obtuvo una magra respuesta, pues se comprobó que a muy pocos universitarios les agrada la lectura, e incluso muchos se incomodaban cuando se les detenía sólo para obsequiarles un ejemplar “plagados” de poemas.

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Buscan atraer atención de los universitarios
La Gaceta Nicolaita es considerada el órgano informativo primordial de la Universidad Michoacana, refirió Mario Chávez Campos, director de la Gaceta, mediante la cual se hacen esfuerzos por promover el fomento a la lectura entre universitarios, tal fue la idea de poner estaciones de lectura en los pasillos de Ciudad Universitaria, buscando atraer la atención de los estudiantes.

Dentro de la dinámica se instalaron cuatro estaciones: en  las instalaciones de Contaduría, en Ingeniería Civil, en Ingeniaría Química y una más en la Facultad de Filosofía; pese a que en todas ellas hubo poco hecho, la estación que se puede decir resultó humillada fue la que se instaló en las inmediaciones de Contaduría, ya que ni tambores ni poetas ni libros obsequiados, fueron capaces para despegar de las rejas del edificio a los cientos de estudiantes que se disputaban los espacios por ir a escuchar al exárbitro de futbol, Arturo Brizio, quien les impartía una conferencia de ‘superación personal’ a los  jóvenes nicolaitas.

Desairan los estudiantes  el ejercicio de creadores
Tanja Castro Cambronne, una joven escritora de trascendencia por su trabajo literario, ocupó uno de los pasillos instalados a un costado del patio principal de CU, su estación contaba con una fotografía azul compuesta de fondo, un banquillo donde se podría sentar a leer, y un micrófono sincronizado a una pequeña bocina; a un costado de ella descansaba un carrito de paletas que en este día se utilizó para poder mantener frescos a cientos de libros que se regalarían a los interesados en la lectura.

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Poco fue el resultado, los universitarios en lugar de detenerse a escuchar la narración en viva voz, aceleraban el paso como sintiéndose incómodos en su trayecto, algunos indiferentes tomaban algún suplemento de Letras Para Llevar, pero ni así se detenían para poder intercambiar comentarios con los promotores de la lectura.

“No es de sorprenderse, parece que cada vez es menos motivante la lectura entre los universitarios, y es un gran reto querer que la gente interrumpa su camino para escuchar un cuento, si ni siquiera lo logramos instalando sillas o regalando cafés, menos lo podríamos lograr regalando libros”, expresó la joven escritora decepcionada por ver la indiferencia de la gente que no quiere leer.