Francisco Javier Torres / La Voz de Michoacán (imagen Armando Solís) Morelia, Mich. 29 de agosto.- La alteración climática es uno de los principales enemigos para lograr la producción de árboles de reforestación, contrario a lo que ocurre con el arbolado adulto que se ve afectado por las altas temperaturas, el arbolado nuevo y las semillas se ven más afectados por el frio, según lo expresaron viveristas al realizar una firma de colaboración con la Gerencia Estatal de la Conafor, con la meta de llegar a producir al menos 8.5 millones de plantas para reforestar durante el 2014. De acuerdo con el gerente estatal de la Conafor, Jaime Rodríguez, explicó que con la firma de convenio que se realizó con los viveristas, se espera llegar a un buen resultado que dé un mayor porcentaje de planta nativa de los bosques michoacanos. “Buscamos lograr una mayor producción porque las demandas de plantas actualmente son enormes, pero tenemos que asegurar que sea planta de calidad, que nos ayuden a la hora de preparar los paquetes a la hora de armar los paquetes de producción”, explicó De las solicitudes de plantas para reforestar en la gerencia de Michoacán se logra atender de manera casi total al 90 por ciento de las solicitudes, pese a que este año se programó la reforestación de 13 millones de plantas, cuando anteriormente la reforestación rondaba los 20 millones de arbolitos para sembrar. La producción no sólo es responsabilidad del sexo fuerte, también las mujeres juegan un papel importante en la conservación de los bosques, ello genera la necesidad de que las féminas estén involucradas en la producción de planta, tal como lo constató María Guadalupe López Boiso, perteneciente al vivero San Miguel, en Morelia. Con una experiencia de cinco años produciendo la planta, explicó que anualmente contratan hasta 50 personas para ayudar en la producción de planta de pino de diferentes especies, en este vivero que tiene capacidad para producir poco más de un millón de plantas participan en su mayoría las mujeres, porque consideran que es un trabajo noble y de mucha importancia ambiental. “Contrario a lo que se pueda pensar no es un trabajo pesado que no podamos realizar nosotras, es un trabajo bonito, con mucha responsabilidad porque se trabaja con seres vivos, es complejo pero es muy gratificante; la gente se compromete y le gusta hacer esta actividad”, explicó Guadalupe López. Contrario a lo que ocurre con las plantaciones grandes que se llenan de plagas por el aumento de la temperatura, la viverista compartió que ocurre un nuevo fenómeno en las madrugadas o en las noches, pues para ellos lo más difícil es el frío, señalan. que se registra desde hace en promedio tres años para acá; “cada ciclo la temperatura baja más, la afectación está siendo mayor, sobre todo en las heladas de noviembre a enero, y que este año se extendieron hasta en marzo, un gran ciclo en el que se está extendiendo la caída de hielo que mata las plantas aunque están protegidas con maya sombra”, explicó. La mayoría de las plantas que producen estos viveros es adquirida por la Conafor y destinada a la reforestación bajo los diferentes esquemas de preservación que tiene la propia institución, Enrique Martínez Vargas, de la organización social de la preservación social de la Tenencia Morelos, explicó que desde el año 2005 en los viveros de esta tenencia de Morelia producen alrededor de 1.2 millones de plantas para reforestar en las serranías de la región. Para ello se colecta la semilla en diferentes lugares, sobre todo en comunidades indígenas en torno a Pichátaro, Santa Clara del cobre, Opopeo y la zona lacustres, así como para la región de Zitácuaro. Cada ciclo de producción inicia entre los meses de enero y febrero, con el mantenimiento y actualización de los viveros, todas las herramientas y paneles de control, justo en ese periodo se puede recolectar la semilla, se compra a particulares recolectores, cada semilla similar a una pluma de pájaro es depositada en los semilleros de cada charola con extremo cuidado. Para el proceso se requiere mucha mano de obra y paciencia, sólo en el vivero se ocupan alrededor de 50 personas durante tres meses de cuidados constantes. “Lo complicado comienza desde la colecta de la semilla, muchas veces por los incendios forestales o por fenómenos naturales que complican la sobrevivencia de la misma; pero entre la misma gente se preocupa por preservarla y colectarla, sabemos que es un arduo trabajo, pero cada kilo de semilla se llega a pagar hasta en unos tres mil 500 pesos por kilogramo”, aseguró.