Agencias / La Voz de Michoacán. El papa Francisco ofició su primera misa del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro, animando a los fieles a ser humildes y jóvenes de corazón. Miles de asistentes llenos de fe agitaban ramas de olivo y hojas de palma en recuerdo de la entrada triunfal de Jesús a lomos de un burro en Jerusalén. La plaza estaba llena con cerca de 250 mil peregrinos, turistas y romanos ansiosos de participar con el nuevo Papa en la ceremonia solemne que marcan el inicio de Semana Santa. Apegado a su estilo espontáneo, el primer Papa latinoamericano se apartó en varias ocasiones del texto preparado para su homilía para animar a los fieles a llevar una vida sencilla. Al cabo de la misa, Francisco se quitó sus paramentos rojos, y vestido con sotana y solideo blancos, se subió a un papamóvil descubierto para circular entre la multitud. Los agentes de seguridad del pontífice corrían en torno del vehículo para recoger a tal o cual bebé. Su jefe, Domenico Giani, siempre tenso, sonrió cuando Francisco le encargó transmitir un mensaje suyo a una mujer en la multitud. En un momento, Francisco bajó del vehículo, besó a una mujer y conversó brevemente con ella, y otro hombre alargó el brazo para palmearle el hombro, un gesto que hubiera sido imposible durante el pontificado del discreto Benedicto XVI. El pontífice también besó la mano de una anciana que había tendido un brazo hacia él. Francisco dijo que está ansioso de recibir a los jóvenes en Río de Janeiro en el Día Mundial de la Juventud. Es el primer viaje anunciado al extranjero del nuevo Papa.