Como dice el dicho...

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Imagen: Deforma. Los dichos, refranes y frases de los mexicanos, son parte de una cultura que ha facilitado la comunicación.

Notimex/La Voz de Michoacán

Ciudad de México.- Hablar en México con dichos y refranes, expresiones que se aprenden en familia y son parte de las culturas locales “es sabroso y se siente rico porque el grado de expresividad que logramos con una de estas frases es mucho mayor, que el que si lo decimos con una expresión más literal”, afirmó la investigadora del Colmex, Niktelol Palacios Cuahtecontzi.

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La miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNE) explicó que en lugar de decirle a alguien: “ánimo tu puedes, si le expresamos, Ay Jalisco no te rajes, les estamos dando ese apoyo, pero de una manera más de identidad nuestra".

En entrevista con Notimex, señaló que esto es muy difícil que lo logremos en una lengua que no es la propia o la materna, “pienso por ejemplo en un alemán que aprende español, y que lo hable muy bien. Estas frases son difíciles que las incorpore a su manera de expresarse”.

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Cualquiera de estas las usamos porque nos permiten utilizar otros registros de habla, no en todas nuestras situaciones comunicativas necesitamos ser formales, o mantener un español que podríamos llamar más culto, aunque yo creo que meter estas frases en el momento indicado, nos habla precisamente de cultura”, refirió.

Aseguró que hay algunos refranes que compartimos, “nos sorprendería saber cuántos vienen de la literatura del Siglo de Oro, del Quijote de la Mancha, claro, después nosotros les damos ciertos matices y valores, y los hacemos muy propios”.

Añadió que dejamos de pensarlos como algo que pudiera no ser totalmente nuestro, nos los apropiamos, aunque los compartamos con otras comunidades hablantes del español.

El náhuatl como una de nuestras raíces y muchas otras lenguas también le han ido aportando a nuestro español mexicano, así como algunas lenguas modernas en la época del Porfiriato por ejemplo la importancia del francés; Actualmente la importancia del inglés, y todo eso nos va dando una identidad propia”, aseguró.

Si uno tiene la suerte de tener un abuelo o un tío que usa refranes, así es como se van aprendiendo y haciendo los intercambios. Además si tienes la fortuna de viajar al Caribe y escuchas lo que dicen en Mérida, en Chetumal y así nos los vamos llevando de un lugar a otro”, resaltó.

Anotó que los adajios o dichos son expresiones de carácter popular, “en realidad no usamos tanto la palabra adagio, pero si dichos, que a diferencia de los refranes son frases ingeniosas y oportunas”.

Son muy específicas como: “Ay Jalisco no te rajes” o “Ay reata no te revientes, que es el último jalón”, “Ábranla que lleva bala”. En ninguno de estos casos, eso es muy interesante, (no es literal), porque los aprendemos con un significado ya establecido que no se deduce del significado de las partes.

Resaltó que no es lo mismo decirle a alguien ¡qué pretencioso eres! que decirle “Ay cocol ya no te acuerdas cuando eras chimistlán”.

Imaginemos a alguien que está aprendiendo español, ya conoce la palabra reata y también jalón, no llega al significado global de ninguna de estas expresiones, y estos además tienen un nahuatlismo, así que son muy propios de nosotros que de inmediato las reconocemos”, subrayó.

Sin embargo, expresó que seguramente un hablante del mismo español, pero que sea de Argentina, Colombia, o de alguna región de España, no los va a conocer.

La doctora del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México (Colmex) manifestó que algunos dichos ya mencionados fueron creados en español, el nuestro de la vida cotidiana lo que tiene que ver con comidas, artículos de la cocina, vestimenta, pero tenemos muchos préstamos del náhuatl y eso le da una identidad propia a nuestro español de México.

Refirió que cada país y estado tiene sus dichos con sus propias palabras e influencias. Tal vez, en los michoacanos, esos dichos tengan más influencia del purépecha, y quizá los que se usan en Mérida tomen algo del maya, y hacia América del Sur del quechua, cada uno va tomando sus préstamos de las culturas con las que conviven.