Adrián Bucio / Agencias/La Voz de Michoacán Las metas y los objetivos son típicos cuando comienza un nuevo año. “Voy a bajar de peso”, “quiero que me cierre este vestido”, “voy a terminar mi tesis”, “compraré un carro nuevo”, son solamente algunos de los propósitos que se suelen poner sobre la mesa. Sin embargo, cuando se quiere iniciar de manera saludable, ¿cómo se empieza?, ¿cómo hacer para salir de los excesos que dejaron las fiestas decembrinas? Lo primero, según los especialistas, es evaluar la dieta actual. Qué se consume, en qué medidas, y a qué hora se come. También es importante saber a qué se quiere llegar: bajar muchos o pocos kilos, o simplemente mantener la figura. Si se pretende bajar de peso es importante que se examine qué tipo de cuerpo se tiene, ya que dependiendo de esto uno puede establecer un plan adecuado, todo con instrucciones y orientación de un nutriólogo o un experto en la materia. Muchas personas quieren obtener resultados inmediatos y se plantean dietas muy estrictas o ejercicios muy demandantes. Esto no es muy recomendable, debido a que el cambio debe realizarse de manera paulatina, poco a poco, de otra manera tu organismo lo puede resentir. Hay que tener en cuenta que llegar al peso deseado depende de un plan que lleva tiempo y constancia como ingredientes principales. Si desde un principio te exiges mucho te cansarás rápido y es muy probable que lo dejes. Haz la prueba, ten paciencia, modérate y verás que luego de unos meses de trabajo se podrán palpar los propósitos. Ahora, la buena alimentación combinada con el ejercicio suele ayudar mucho para un inicio de año saludable. La pirámide nutricional indica que el grupo de los cereales y pastas se deben incluir de manera más frecuente en la cotidianidad alimenticia. Luego siguen las verduras y frutas; se les puede incluir en varios platillos. Las carnes, el huevo, los frutos secos, la leche y otros productos de origen animal van casi en la punta de la pirámide; se deben consumir moderadamente respecto a los grupos de comida previamente mencionados. Al final están los dulces, caramelos, golosinas y botana, estos deben ser muy esporádicos en nuestra dieta. Tomar el agua suficiente es indispensable. Si tu cuerpo está deshidratado, probablemente el metabolismo puede hacerse lento y todo se complica. Además, los especialistas mencionan que cuando el cuerpo tiene poca agua tiende a generar más hambre. Es muy recomendable tomar un vaso de agua en ayunas y antes de cada comida, esto ayuda a mejorar la digestión y a limpiar algunos órganos. Es importante no agregar mucha azúcar a nuestras bebidas. Frecuentemente se prefieren los jugos o las aguas de sabor, pero muchas veces no son la mejor opción debido a las elevadas cantidades de calorías que tienen. Es mejor el agua natural. Y si se quiere añadir algo de sabor, entonces se le puede poner pepino o limón en rodajas, chía, menta o pedazos de naranja. Como ya vimos, los dulces y caramelos están en la punta de la pirámide nutricional. Pueden aportar energía, pero también muchas calorías y grasas. Por ello, es recomendable hacer una remodelación en la despensa: hay que evitar tener a la mano golosinas, comida chatarra, chocolates y demás. Para los antojos es mejor tener en el bolsillo barras integrales u otras opciones más saludables. Comer a las horas correspondientes es algo que no se puede dejar de lado. El pasar largos periodos de ayuno y luego llegar a la mesa para atascarse de comida genera muchos puntos desfavorables. Primero, el metabolismo se vuelve lento, lo que genera que la digestión sea más lenta y asimismo la absorción de energías. Después, generalmente las personas suelen comer en exceso debido a la gran hambre que tienen y esto provocará un aumento considerable de peso. Para evitar esto, se recomienda comer pequeñas cantidades de alimentos entre las comidas principales, así el metabolismo se activará y no se consumirán calorías de más. También puedes planear todo lo que se consumirá en el día, hacer una lista y administrar tu dieta. Nunca salgas al trabajo o escuela sin haber desayunado. El desayuno es una de las comidas más importantes del día. Luego de la gran cantidad de horas que se pasaron en ayuno mientras se caía en el sueño, el cuerpo necesita alimentarse y recargar baterías. Cuando esto no se hace, el organismo deja de realizar algunas funciones para atender otras cuestiones necesarias para su correcto andar. Además, es la hora en la que puedes comer carbohidratos y azúcares complejos sin ninguna culpa ya que estos servirán como combustible y energía. Si se combinan todos estos consejos con una rutina de ejercicio, los resultados pueden ser muy buenos. Es importante tener constancia y disciplina en este sentido, ya sea en el gimnasio, en la casa o en donde se vayan a realizar los ejercicios. Se debe incrementar la intensidad poco a poco para que el cuerpo se vaya acostumbrando. Cuando se tenga oportunidad es recomendable caminar unos minutos, subir escaleras o practicar algún deporte favorito. Si se combinan todos estos consejos e idea, ya podrás iniciar tus propósitos de este 2019 con la certidumbre de que habrá resultados.