Notimex / La Voz de Michoacán Ciudad de México. Como cada año, en la madrugada del 6 de enero, los Reyes Magos salieron a buscar ese juguete especial que figura de último momento en la lista de algún niño o niña, como pasa en la zona metropolitana de la Ciudad de México y en el resto del país. Sus miradas recorrieron cada objeto en los puestos dedicados a surtirlos este día tan especial para ellos, entre un mar de gente y vendedores de globos con helio, no pierden la esperanza de encontrarlo. En este día, cuando la derrama económica en el Estado de México será de mil 877 millones de pesos, con un gasto promedio de 800 a 2 mil pesos por niño, según la Cámara Nacional de Comercio, las compras de último minuto estuvieron a tope. Entre puestos de ropa, zapatos, comida, muchos juguetes y ambientado con música de todos los géneros, los Reyes Magos recorrieron una avenida de dos sentidos que por las noches cierra el tránsito y se convierte en un tianguis. Y si bien ya han recorrido plazas comerciales surtiendo con anterioridad los muñecos que desde hace un tiempo tenían encargados, muchas veces los pequeños deciden agregar un objeto nuevo o simplemente es de manufactura extranjera y salen en busca de el. A unas horas de que los juguetes aparezcan por arte de magia debajo del arbolito de navidad, las compras por internet ya no son una opción, así que recurren a los establecimientos locales. El costo de cualquier juguete no es impedimento cuando con carta en mano la leen y dice exactamente lo que más anhela su niño, algunas veces hasta varias opciones tienen de una misma marca. Pasaban con bocadillos en mano porque el hambre a altas horas de la noche vuelve a aparecer, se les podía ver cargando bolsas negras repletas de obsequios para que cuando llegasen a su destino la casa se llenase de sonrisas. La jornada es larga y conforme pasaban las horas se veían menos niños y niñas en la calle, ya la mayoría ya en sus casas intentando dormir con ese anhelo de la llegada de los Reyes Magos. Mientras que en el bazar continuaban las compras de último momento, con el paso de las horas los precios bajan, pero la presión aumenta el nerviosismo de no estar listos para cuando los pequeños despierten este domingo 6 de enero.