Catherine Lucey, Liza Mascaro y Laurie Kellman, AP / La Voz de Michoacán Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llevará el jueves la batalla por el cierre parcial del gobierno a la frontera con México en un intento por reforzar su caso sobre la necesidad de levantar un muro en la zona luego de que las negociaciones con los demócratas estallaron por sus exigencias de financiamiento. Trump abandonó el miércoles su reunión con los líderes del Congreso _ y poco después tuiteó “Les dije adiós” _ y los esfuerzos para reactivar el ejecutivo quedaron en una situación incierta. Cientos de miles de trabajadores federales no cobrarán sus nóminas el viernes. En su viaje a McAllen, Texas, del jueves, el mandatario visitará una comisaría de la patrulla de fronteras para participar en una mesa redonda sobre inmigración y seguridad fronteriza, y asistirá a una reunión informativa sobre seguridad en la zona. Pero Trump ha expresado sus propias dudas acerca de que esta aparición y sus declaraciones vayan a cambiar las cosas, mientras reitera su pedido de 5.700 millones de dólares para un muro que ha sido su promesa estrella desde la campaña. McAllen está en el Valle del Río Grande, la parte de la frontera que registra más cruces ilegales a territorio estadounidense. El jueves, Trump recurrió a Twitter para repetir sus quejas. ¡El Partido Opositor y los Demócratas saben que tenemos que tener Seguridad Fronteriza pero no quieren darle a ‘Trump' otra de sus muchas victorias!" escribió el mandatario. Las fallidas conversaciones generaron especulaciones sobre si Trump declararía una emergencia nacional e intentaría autorizar el muro por su cuenta si el Congreso no aprueba la partida económica que reclama. Creo que podríamos llegar a un acuerdo, y si no, yo podría ir por ese camino”, señaló. El encuentro en la Sala de Crisis de la Casa Blanca duró apenas 14 minutos. Los demócratas contaron que pidieron al presidente que reabra el gobierno, pero él les respondió que si lo hacía no le darían el dinero para su proyecto. Según los republicanos, Trump le planteó una pregunta directa a la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi: Si él reactiva el gobierno, ¿ella le financiaría el muro? Pelosi dijo que no. Trump dio un manotazo en la mesa, apuntó el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer. De acuerdo con la versión de su partido, el presidente, que repartió caramelos al inicio del encuentro, no levantó la voz ni golpeó la mesa. Un resultado está claro: el cierre parcial del gobierno entró en un nuevo territorio sin un desenlace a la vista. Los demócratas ven la idea de construir un largo e impenetrable muro como inefectiva e incluso inmoral. Trump considera que es absolutamente necesario para frenar lo que califica como una crisis de inmigración ilegal y tráfico de drogas y de personas en la frontera.