Agencias/La Voz de Michoacán Muchos países de Oriente Medio, África y otros lugares tienen problemas para conseguir agua dulce, y cada vez recurren más al océano para solucionarlo. Las plantas de desalinización, ubicadas en 177 países, pueden ayudar a convertir el agua de mar en agua dulce. Desafortunadamente, estas plantas también producen una gran cantidad de residuos. De hecho, generan más residuos que agua potable. Un paper publicado este lunes por el Instituto de Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas en la revista Science of the Total Environment descubrió que las plantas de desalinización de todo el mundo producen suficiente salmuera —un subproducto salado y químico— en un año como para cubrir todo el estado de Florida. Eso es mucha salmuera. De hecho, el estudio concluyó que por cada litro de agua dulce que produce una planta se generan 1,5 litros de salmuera. Si contamos las 15.906 plantas que hay en todo el mundo, eso supone producir 142 billones de litros de esa basura salada a diario. La producción de salmuera en solo cuatro países de Oriente Medio (Arabia Saudita, Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos) representa más de la mitad de esto. “La alta salinidad y los reducidos niveles de oxígeno disuelto pueden tener un profundo impacto en los organismos bentónicos” Los autores del estudio, provenientes de Canadá, Holanda y Corea del Sur, no dicen que las plantas desalinizadoras sean malas. Están alertando de que este nivel de desperdicio requiere un plan. Este agua salada no tratada no puede simplemente quedarse en estanques o, en el peor de los casos, ir directa a los océanos o a las alcantarillas. La eliminación depende del lugar, pero por lo general, los desechos van a los océanos o a las alcantarillas, y sino se meten en pozos o en estanques de evaporación. Las altas concentraciones de sal, así como ciertos químicos como el cobre y el cloro, pueden hacer que sea terriblemente tóxico para la vida marina. “Los vertidos de salmuera agotan el oxígeno que hay disuelto en el agua donde se vierten”, dijo el autor principal Edward Jones, que trabajó en el Instituto y ahora se encuentra en la Universidad de Wageningen en los Países Bajos. “La alta salinidad y los reducidos niveles de oxígeno disuelto pueden tener un profundo impacto en los organismos bentónicos, lo que puede suponer una serie de efectos ecológicos observables en toda la cadena alimentaria”. En lugar de tirar este subproducto a la ligera, los autores sugieren reciclarlo para generar un nuevo valor económico. Algunas especies de cultivos toleran el agua salada, ¿por qué no usar la salmuera para regarlas? ¿Y qué hay de generar electricidad con energía hidroeléctrica? Incluso se pueden recuperar los minerales (sal, cloro, calcio) para reutilizarlos en otro lugar. Como mínimo, deberíamos tratar la salmuera para que resulte seguro vertirla en el océano. Los países que dependen en gran medida de las plantas desalinizadoras deben ser líderes en este aspecto si no quieren estropear aún más sus recursos. Y este problema debe resolverse antes de que crezca nuestra dependencia de la desalinización. Esta tecnología se está volviendo cada vez más asequible, por lo que los países con menos ingresos que necesitan agua podrán conseguirla dentro de poco. Aunque la salmuera sea un problema ahora, no tiene que seguir siéndolo para entonces.