Iván Arturo Pérez Negrón Ruiz El tema de la paz y la seguridad de las familias, es un tema que implica una gran preocupación de toda la sociedad mexicana. En ese contexto, durante estos días de trabajo en el periodo extraordinario de sesiones del Congreso de la Unión, se discutió y aprobó la reforma constitucional que crea la nueva guardia nacional, un instrumento con carácter y dirección civil, la cual fue discutida ampliamente en audiencias públicas, donde participaron expertos en la materia, académicos, organizaciones de la sociedad civil, ex y servidores públicos, además de los Secretarios de Seguridad y Protección Ciudadana, Defensa Nacional, Marina y el hoy, ya designado Fiscal General, cosa que no había acontecido previamente en la Cámara de Diputados. Se escucharon todas las voces, algunas en contra, otras a favor y otras propositivas, a fin de avanzar en la construcción de una reforma a la Constitución, cuya virtud refrenda el compromiso del Poder Legislativo Federal con la pluralidad, la tolerancia, el respeto y la responsabilidad, así como de su firme convicción por alentar mecanismos de comunicación y enlace con la sociedad civil. El re direccionamiento del proyecto de dictamen perfilado en la Comisión de Puntos Constitucionales, encontró un punto de contacto diferente, que asumió de manera vinculatoria y responsable dos cuestiones fundamentales. Primero, la Guardia Nacional se inscribe bajo la rectoría de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y cuyos parámetros de actuación estarán dentro del Sistema Nacional de Seguridad Pública, así como del Sistema Nacional de Información en Seguridad Pública en coordinación con las entidades federativas y los municipios. No habrá sustitución de policías estatales ni municipales, por el contrario habrá comunicación y coadyuvancia. Segundo, la Guardia Nacional tendrá como objeto la salvaguarda de la vida, la libertad, la integridad y el patrimonio de las personas, así como la preservación de los bienes y recursos de la Nación, además de colaborar con las entidades federativas. Esto significa la valoración primigenia de los derechos humanos como materia fundamental y de su proceso vinculante con las cuestiones de convencionalidad. En esta discusión parlamentaria quedó de manifiesto que se allanaron criterios ideológicos y se miró el alto interés de la nación. La Guardia Nacional se plantea hoy, como un nuevo modelo de organización institucional que deberá garantizar eficacia, profesionalismo, mística, sensibilidad y proximidad con la gente, así como la preservación de sus derechos e integridad. Constituye un esfuerzo de reorganización que actualiza su misión y compromiso, pero que se inserta dentro de una nueva filosofía de cambio, transformación y adaptación institucional para responder a los fenómenos complejos que lastiman a los mexicanos, en razón de la desatención de las políticas públicas, de la falta de inclusión y equidad en la distribución del ingreso y la riqueza. En estos momentos hay que ser claros, lo que está en juego es la viabilidad de la República. La definición del modelo de Guardia Nacional no es un acto de improvisación, refleja el contenido y hechura de modelos exitosos que han permitido detener la espiral de la violencia que se ha desatado como resultado de gobiernos y políticas fallidas en otras latitudes. El no ya está de origen, hay que ir en busca del si con decisión y convicción republicana. Hay voces que siguen cuestionando la medida, el primer paso está dado, veamos que pasa en la Cámara de Senadores y de ser aprobada ahí, tendrá que pasar el filtro de las legislaturas locales por tratarse de una reforma constitucional. Hoy el reto es claro, se requiere avanzar en la definición y precisión de un instrumento que pueda coadyuvar a la construcción de una estrategia integral que garantice la pacificación del país, que nos permita a todos, independientemente de creencias, afinidades partidistas o ideológicas, salir a las calles sin miedo, sentirnos seguros en nuestra integridad física y nuestro patrimonio, de este tamaño es el reto, asumámoslo todos haciendo cada quien lo que nos corresponde.