Se Buscan mediadores efectivos “Busqué a alguien que pudiera reconstruir la muralla de justicia que resguarda al país. Busqué a alguien que se pusiera en la brecha de la muralla para que yo no tuviera que destruirlos, pero no encontré a nadie.”Estas palabras se encuentran en una profecía que se escribió casi 600 años antes de Cristo por un hombre considerado por el pueblo de Israel como profeta, llamado Ezequiel (22:30, NTV). Aquí habla de la imperante necesidad de mediadores, intercesores y reconstructores de naciones. Hay cosas que Dios quiere hacer hoy en día en las naciones, pero no puede hacerlas sin estos mediadores. Hay grandes propósitos como: el levantamiento de consejeros sabios para presidentes y otros gobernantes, la reconstrucción de los tejidos sociales de culturas que se han descompuesto, auténticas reformas que introduzcan cambios desesperadamente necesitados en la naciones de la tierra, el rescate de valores perdidos, movimientos de transformación radical que provoquen un desplome de los índices del crimen como es el homicidio, el feminicidio, la extorsión, el secuestro, la corrupción, la trata de personas y la lista sigue. Pero sin hombres y mujeres de grandeza interior, de carácter, de integridad, de gran valor, de honestidad y de sabiduría, que aboguen primeramente entre Dios y los hombres, y después entre los grupos de hombres divididos y conflictuados como los que vemos hoy, no disfrutaremos ni de la justicia ni de la paz. Dios desea compartir con nosotros, así como lo ha hecho durante toda la historia, sus planes y propósitos de reconstruir ciudades y naciones enteras, y de hacer justicia donde ha reinado la injusticia. Si prestas atención, podrás oír, entre tanto ruido a tu alrededor, el corazón de Dios, nuestro Padre creador, que dice, “Yo estoy contigo, no temas, es tiempo de conocerme, escucharme, levantarte y brillar con mi luz, en medio de las tinieblas.” Por lo tanto, es urgente hoy, que hombres y mujeres de espíritu extraordinario, se levanten nuevamente como mediadores e intercesores entre Dios y nuestra amada nación de México. Un mediador/intercesor es amigo de Dios, conoce a Dios y su corazón y se coloca entre el necesitado y el proveedor. Su papel es conectar, abogar, mediar e intervenir a favor del necesitado. El intercesor conoce a las dos partes que va a conectar. Además, conoce su papel de intercesor. Sabe de lo que es capaz. El intercesor conoce a Dios y la grandeza de su poder y amor. Un intercesor vive en medio del pueblo pecador y necesitado, pero es diferente a ellos, no participa de sus pecados de ellos. El plan y el deseo de Dios de redención y reconciliación finalmente se cumple a través del máximo intercesor, su hijo Jesucristo, el Mesías. Todos los seguidores de Jesucristo ahora tenemos el ministerio de la reconciliación, y Dios, a través de su Espíritu, ruega a todos los hombres por medio de nosotros, diciendo, “reconcíliense con Dios” y vivan en paz “los unos con los otros”. Hoy, como en toda la historia humana, Dios busca mediadores efectivos. ¿Tú serás uno de ellos? Depende de ti, amigo.