Atacados e impotentes, soldados venezolanos deciden desertar

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Foto: AP. Un miembro de la Guardia Revolucionaria de Venezuela (centro) que desertó de su puesto es escoltado por policías colombianos tras cruzar el puente internacional Simón Bolívar, donde otros soldados bloquean la entrada de ayuda humanitaria.

AP / La Voz de Michoacán

Venezuela. La sencilla casa en una calle llena de baches de esta localidad de la agitada frontera entre Venezuela y Colombia se ha convertido en un refugio para quienes se acaban de quedar sin hogar: 40 soldados venezolanos que abandonaron sus puestos y huyeron para salvar sus vidas.

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Los jóvenes soldados de la Guardia Nacional duermen en finas colchonetas sobre el piso. Varios chalecos antibalas descansan a lo largo de una pared en una de las habitaciones. En un balcón, las botas que se mojaron cruzado en enlodado Río Táchira se secan al sol.

Ya estaba cansado de que el pueblo me vea a uno como uno más de ellos", dijo el sargento Jorge Torres refiriéndose al gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro. ". Y no es así".

Un arriesgado plan de la oposición venezolana para llevar ayuda humanitaria al país fracasó el sábado cuando tropas leales a Maduro se negaron a permitir la entrada de camiones con comida y medicamentos, pero desató una ola de deserciones militares nunca vista durante la crisis que asola al país. Más de 270 uniformados, en su mayoría de baja graduación, huyeron en el plazo de tres días, dijeron funcionarios migratorios colombianos el lunes.

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Sin familia en Colombia, varias docenas fueron a parar a un albergue gestionado por un sacerdote. La vivienda es el lugar desde el que rastrean nerviosos el paradero de los parientes que dejaron atrás, averiguando cómo solicitar asilo y cuáles serán sus próximos pasos.

La única manera que este gobierno salga, lamentablemente, el pueblo de Venezuela lo sabe, es que haya una intervención directa", apuntó el sargento José Gómez, padre de dos hijos. "Los únicos que tienen ese poder son los países internacionales".

Nueve soldados de la Guardia Nacional describieron el día en el que sus comandantes les ordenaron detener la entrada de ayuda humanitaria a Venezuela. Por temor a ser encarcelados, muchos cumplieron las órdenes y admitieron haber lanzado gases lacrimógenos a los manifestantes. Dos contaron parte que formaban parte de una trama fallida para introducir los suministros. Todos huyeron tras decisiones no planificadas de última hora y solo con su uniforma la espalda.

Hijo, si es por su vida y por que esto cambie, hágale”, recuerda Gómez que le dijo su padre en una breve llamada telefónica antes pasar a Colombia.

Las deserciones se producen mientras la oposición venezolana presiona a los militares para que reconozcan al líder de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el presidente legítimo de la nación. Tradicionalmente, el ejército venezolano ha ejercido de árbitro en disputas políticas, forzando la salida del dictador Marcos Pérez Jiménez en 1958. Pero la jerarquía militar se mantiene firme del lado de Maduro, quien no ha dado muestras de que tenga intención de renunciar al poder.

Aunque Guaidó ha propuesto una amnistía para los cargos militares que lo respalden, los soldados de baja graduación que huyeron apuntaron que abandonar a Maduro es casi imposible.

Cualquiera que muestre el menor indicio de desaprobación se arriesga a ser detenido, contaron, y la cárcel se ha convertido cada vez más en sinónimo de torturas. Incluso los que, como Gómez, querían la entrada de la ayuda, siguieron órdenes para reprimir a la ciudadanía. A medida que la situación se tensaba el sábado, los manifestantes le arrojaron piedras y bombas incendiarias. Gómez explicó que les arrojó gases lacrimógenos para protegerse.

Otros en la casa también tienen muestras de la resistencia que enfrentaron ese día: Torres aún tiene sangre bajo la piel en la nariz luego de que los manifestantes lo patearon tras rendirse a las autoridades colombianas. Una joven tenía un arañazo en la mejilla que dijo que fue provocado el lanzamiento de una piedra.

Durante los choques, grupos armados proMaduro, conocidos como "colectivos", dispararon de forma indiscriminada y varios de los soldados contaron que temieron ser baleados. Las tropas de la Guardia Nacional cuentan con equipos para el control de masas como balas de goma y gases lacrimógenos, pero no tienen armas reglamentarias.

Como el resto de la población que enfrenta una hiperinflación que se espera alcance los 10 millones por ciento este año, los soldados también conocieron las indignidades de la vida en Venezuela, donde la grave escasez de alimentos y medicinas llevó a más de tres millones de personas a marcharse en los últimos años.

Tu sabes que en tu casa no hay nada, ni un kilo de arroz", dijo la soldado, que pidió no ser identificada por miedo a la seguridad de los hijos que dejó en su casa. "Y yo aquí luchando, ¿por qué?".

Hace dos meses, Gómez vio cómo su hijo recién nacido moría en apenas 15 minutos porque el hospital en el que su pareja dio a luz no tenía oxígeno para sus pulmones. Torres contó que una tía suya falleció de cáncer y un tío sucumbió a una infección estomacal curable.